Fue después de estudiar durante horas y horas, tras un día entero con los codos pegados a la mesa, pasando una velada encantadora entre cervezas, en una especie de país de las maravillas, celebrando un final esperadísimo con la mejor de las compañías, y rematando la noche con puro surrealismo a base de cola-caos. Fue ahí, en ese preciso instante, cuando apareció esta chica y sonó esa canción. Todos nos miramos, sorprendidos y espectantes. No la conocíamos de nada, pero enseguida supimos que no había una mejor banda sonora para ese momento... y no nos hizo falta más.