El Marqués de Santillana dice:
—Allégate a los buenos, e seréis uno dellos.
Esta versión es la adoptada por Valles Covarrúbias, el autor de los Refranes glosados y el del Diálogo de las lenguas. El Comendador griego y la misma Academia en el Diccionario de Autoridades omiten la conjunción copulativa:
—Allégate a los buenos, seréis uno de ellos.
Arrímate a los buenos, como dice Iriarte, ni Júntate a los buenos, como se lee en el Quijote, en ninguna otra parte lo he visto. Avellaneda en su Quijote dice:
—El que se llega a los buenos ha de ser uno dellos.
Enseña este refrán el provecho que de las buenas compañías se saca.
El único pasaje del Quijote en que Cervantes lo usa es como sigue: «¡Por ventura, dijo el eclesiástico, sois vos aquel Sancho Panza que dicen, a quien vuestro amo tiene prometida una ínsula"! «Sí soy, respondió Sancho, y soy quien júntate a los buenos, y serás uno dellos, y soy yo de aquellos, no con quien naces, sino con quien paces (n.° 13-3).»
Mucho antes de que la ciencia moderna hubiese inscrito en las flamantes constituciones el derecho de asociación , ya estaba consignado en este adagio, con la diferencia de que el adagio no extiende el derecho a las sociedades secretas, a los clubs, casinos y cafés políticos, a la Internacional, ni a los bailes en los templos con asistencia de las autoridades; y en cambio no prohíbe las Conferencias de San Vicente de Paul, ni las asociaciones católicas; ni las procesiones, ni siquiera proscribe a los Jesuitas y demás órdenes religiosas. En suma, el adagio no convierte el derecho de asociación en un derecho absoluto como lo hacen las constituciones escritas , y mucho menos en un derecho despótico, como lo hacen los revolucionarios más conservadores de la revolución.
Y por si alguna duda quedase de los justos y equitativos límites del derecho de asociación, allá va otro refrán que acaba de redondear el pensamiento:
—No te allegues a los malos, no serán aumentados.
Pueden considerarse como una repetición o ampliación suya, todos los siguientes, que igualmente nos aconsejan evitar las malas compañías:
—Hados y lados, hacen dichosos o desdichados.
—La manzana podrida pierde a su compañía.
—Ojos malos a quien los mira pegan su malatía.
—Huye del malo, que trae daño.
—Perdido es quien tras perdido anda.
IMAGEN: EL COMERCIO
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