Cambio de registro al arribar a Jurmala, una boscosa zona residencial balnearia bastante lujosa. La playa que enseguida avisto es tranquila, apenas percibo el oleaje. Puedes adentrarte bastante en ese mar sedado; apenas cubre. Todo el mundo hace fotos ante la singular tortuga que observa ese océano dormido. Describe el simpático reptil quelonio la calma, el ritmo de vida que pasa lentamente, sin prisas en esta ciudad pequeña y sosegada.
Turno para el Parque Nacional de Gauja. Toma su nombre del río este entorno natural, el de mayor extensión en Letonia. Estoy en la provincia de Sigulda, donde se practica mucho deporte, como el esquí, el bobsleigh o el hockey sobre hielo, deporte estrella nacional, por cierto. Estoy un rato por estos lares de exuberancia, admirando la belleza en derredor. Haz una visita al simpático parque de los bastones (2007). Esta herramienta de apoyo es el souvenir más típico aquí.
Más paisajes, más fascinación en la cueva del buen hombre o de Gutmanis. Es bastante pequeña en realidad. Piedra porosa anaranjada, unos 20 metros de profundidad. La roca está sembrada de runas, escritos, garabatos que han dejado los enamorados durante generaciones de encuentros vinculados con la pasión y el romance. Algunos grabados se remontan al siglo XVII. El agua tímida que fluye dentro la usaban los antiguos galenos como remedio curativo. En este punto es menester narrar la historia dramática de Víctor y Maija.
LA LEYENDA DE VÍCTOR Y MAIJA
Corría el año 1601 cuando la pequeña Maija fue abandonada. Su vida se tornaría mucho más dichosa con la llegada de su gran amor, Víctor Hale. En esta cueva se reunían, soñaban, se amaban y se hacían promesas futuras. Pero todo eso cambiaría de manera drástica con la irrupción del soldado polaco Adam Jakubowsky. El militar se había quedado prendado de la belleza de la joven y la quería para sí a toda costa. Así pergeño una treta infame que acabaría de manera nefasta. Le escribió una carta a Maija fingiendo que era Víctor el remitente. La citaba. Quería verla. Maija acudió, como siempre. Una vez en la cueva descubre el engaño y le dice a Adam que si la respeta le entregará un pañuelo que le protegerá de todos los peligros. Ella se lo pone como muestra de tales virtudes y Adam utiliza su espada para completar el "experimento".Obviamente, Maija muere y Víctor Hale es acusado de homicidio. Pasaría un tiempo hasta que, gracias al testimonio de un testigo, queda en libertad. Adam acabó suicidándose, acuciado por la culpa y la pena.
Y para terminar, un vistazo merecido al castillo de Sigulda, ya en la localidad de Vizdeme. El castillo en sí no es como para tirar cohetes, pero el entorno bien lo vale. Fue erigido en el año 1207 por los hermanos Livonios de la Espada. Con un par de horas está bien.
Mucho más interesante es el de Turaida, antiguamente Toreida o Jardin chino. El castillo fue terminado en 1218 por el obispo Alberto Von Buxthoeven. Otra denominación de antaño fue Fredeland o tierra de paz. Desde el torreón hay unas vistas magníficas, eso sí, prepárate para subir 130 escalones. Después puedes pasear por las faldas del castillo, donde te espera la placidez del parque de las canciones o dainas, construido en memoria del escultor Krisjanis Barons, quien recopiló canciones del folk letón. El arquitecto fue Indulis Ranka. Sus esculturas son muy curiosas, singulares, abstractas. Las encuentras serpenteado por todo el camino, como espejismos indescifrables.