Just smile #20

Publicado el 25 octubre 2015 por Gaby
Hola lectores! ¿Cómo les va? Yo estoy muy bien, aunque cada vez más ansiosa por que poco a poco se acerca el anhelado y temido 17 de Diciembre, día en que me graduaré de la universidad no puedo creer que ya se acaba esta etapa. Pero bueno, ya les hablaré más detalladamente de eso en otra ocasión, de momento les hablaré un poco de lo mejor de mi semana, y les tengo una mala noticia: no recuerdo casi nada de lo que hice la semana pasada, así que decidí dar un pequeño giro a esta iniciativa por esta semana y hablarles más extensamente de lo mejor que me pasó en toda la semana, lo cual ocurrió el día viernes. 
VIERNES
Este viernes tuve que dictar una clase que me ponía bastante nerviosa. ¿Por qué me ponía nerviosa? Pues porque tenía que dictarla en un aula nueva para mí, con unos niños de cinco años que conocía hace menos de una semana y mi primera clase con ese grupo a los dos días de conocerlo sí, lo sé ¿a quién se le ocurre hacerme dictar una clase dos días después de conocer a los niños?  no fue precisamente un éxito, de hecho salí bastante frustrada y no la disfruté en absoluto. Pero bueno, para esta segunda clase en el aula de cinco años me esforcé mucho y como el tema era el pato y tenía que lograr que los niños reconocieran a este animal y reproducieran su sonido (cua cua) pues conseguí un títere de pato con sonido. Antes de continuar debo aclarar algo, porque es muy probable que a alguien le parezca que dictar esa clase es lo más fácil del mundo, y sí, si mis estudiantes fueran niños regulares sería pan comido, pero resulta que son 11 niños de los cuales 6 son autistas y solo dos hablan. Así que no, no es nada fácil, de hecho es muy difícil conseguir que todos te miren y te presten atención. Así que preparé mi clase con todo el cariño del mundo y practiqué cada detalle antes del gran día. Y lo conseguí. Pero no solo conseguí que todos respondieran correctamente o que prestaran atención y participaran de principio a fin con entusiasmo. Cuando me puse a jugar con el pato que hacía sonido, Giuseppe comenzó a reír a carcajadas, y se pasó casi toda la clase riendo, lo cual fue genial y me hizo sentir muy bien, por que es un niño que rara vez sonríe y yo nunca había oído su voz. Pero fue aun más hermoso cuando, al terminar la clase, la auxiliar del aula se me acercó y me dijo "no puedo creerlo, es la primera vez que escucho a Giuseppe reír" cuando me dijo eso sentí ganas de llorar de la emoción, fue uno de esos momentos hermosos que tiene mi carrera, un momento que explica el porqué amo tanto lo que hago, porqué no me importa lo difícil que es en ocasiones, porque lo vale.Tenía muchas ganas de compartir esto, fue un día maravilloso, fue una clase maravillosa porque la disfruté mucho y los niños también y creo que todos aprendimos algo ese viernes. ¿Ya he mencionado que amo mi carrera? Es la mejor carrera del mundo porque hace que cada detalle cuente, porque hace que el simple hecho de sacar una sonrisa o hacer reír a un niño te haga sentir la reina del universo. Porque hace que me olvide de mí misma, para ver a alguien más y me maraville ante la belleza y el gran misterio que es el ser humano.

Que tengan una semana estupendaNos leemos