Franz Kafka.La condena.Traducción de Carmen Gauger.El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2015.
El destino de Kafka – escribió Borges – fue transmutar las circunstancias y las agonías en fábulas.
En estos dos volúmenes que publica el libro de bolsillo de Alianza Editorial se reúnen todos los relatos de Kafka con dos nuevas traducciones de Carmen Gauger y Adan Kovacsis que se atienen a las recientes ediciones críticas de la obra de Kafka.
Bajo el título La condena se editan, junto con ese texto imprescindible y con la novela corta En la colonia penitenciaria, todos los cuentos que el propio Kafka preparó en vida y agrupó en distintos volúmenes –Contemplación, Un médico rural y Un artista del hambre- entre 1913 y 1924, más otros cuatro relatos que publicó en revistas y no incluyó en libros.
Contemplación fue el primer libro que publicó Kafka. Apareció poco después de haber escrito La condena y La metamorfosis, y contiene textos menos conocidos, pero igualmente memorables, como Deseo de ser piel roja o el excelente Para que reflexionen los jinetes.
En los relatos de Un médico rural está ya, sintetizado y complejo a la vez, el Kafka canónico y maduro, el escritor nocturno que cuestiona angustiosamente el mundo y se interroga por su lugar en él, el oscuro oficinista que se desdibuja o se desdobla en máscaras irónicas o se atrinchera en el interior de sí mismo y anticipa en Ante la Ley una semilla de El proceso o deja en sus páginas varias parábolas inolvidables (Chacales y árabes, Un mensaje imperial o Un informe para una Academia) sobre el sinsentido y los límites de la expresión, sobre la crisis de la identidad y la razón.
En el otro volumen, La muralla china, se recogen los relatos póstumos, inconclusos y fragmentarios la mayoría, que Max Brod reunió en los años 30 en dos libros: Durante la construcción de la muralla china y Descripción de una lucha. Entre ellos figuran textos tan significativos e imprescindibles como El silencio de las sirenas, El escudo de la ciudad, La verdad sobre Sancho Panza, o El cazador Gracchus.
No es un Kafka menor, porque no hay un Kafka pequeño, sino un autor fundamental que con estos textos, breves pero no pequeños, estaba inaugurando una de las direcciones fundamentales del cuento contemporáneo.
Santos Domínguez