Kalamata es conocida por la danza Kalamatianos y los pañuelos de seda; por sus suculentas aceitunas, miel, higos y por los ricos dulces llamados "Pastelli". Aristomenous es la avenida principal de la ciudad, con una gran plaza, cafés y muchas tiendas. ¡Vamos a descubrirla más a fondo!.
Kalamata tiene un pequeño puerto, capaz para albergar el atraque de un máximo de dos grandes barcos de cruceros. No se debe uno preocupar, en absoluto, por localizar el bus que te lleve a la salida de la terminal. En Kalamata, una vez atracado, podrías desde tu camarote saludar y dar la mano a cualquiera de los vecinos de la calle Navarinou/Nayapinoy.
Reducidos son los puntos de interés de esta tranquila escala en lo que a la propia localidad se refiere. Situada mar adentro del golfo de Mesenia, en pleno Mar Jónico, quizás sea en sus alrededores donde encontraremos lugares de más interés. Las cuevas de Diros, en Areopoli (90 km); el templo de Epikourios Apollon, en Neda (76 km); el Monasterio de Vulcano y las antiguas ruinas de Mesenia, a 32 km; o la bella localidad de Mistra, a tan solo 19 km., que luce con la joya de su Monasterio; son algunos de los ejemplos.
Salvo lo que es su paseo marítimo, a la derecha del puerto y donde se encuentran sus bonitas playas, el centro histórico y de mayor interés de Kalamata está en la zona norte de la ciudad. Es un fácil recorrido, siempre hacia arriba y en ligero ascenso, pero que hasta su parte final tiene escaso interés. Mi recomendación: tomar un taxi, hasta la Iglesia Catedral de Ipapanti, o incluso hasta el Castillo, un poco más arriba.
El "Castillo de Isabel" o de Villehardouin, por ser este quien lo construyó en el siglo XIII, nos ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad. Posteriormente, tanto otomanos como venecianos, efectuaron modificaciones en el mismo. En su anfiteatro, origen de la acrópolis de la ciudad antigua de Farai, bastante reconstruido, se celebra su afamado Festival de Danza (18 al 25 de julio). La danza Kalamitianos; sus pañuelos de seda son otro de los atractivos de la ciudad, que conserva aires y esencia de pueblo.
Con un diseño bizantino tradicional, es una de las mayores de Mesenia. Se construyó en 1.839 y consagró en 1.873. En el interior, de gran belleza en su decoración, nos encontramos con murales e iconos propios del culto ortodoxo. El más importante de ellos, el icono de la Panagia, es venerado más allá de los límites de Kalamata.
Este icono, de la Virgen, data del 672 dC. y se encontró en el establo de un otomano en el transcurso de la ocupación turca. Sufrió daños, en su parte posterior, por causa de un incendio al igual que la cúpula de la Iglesia-Catedral, aunque esta con ocasión de los terremotos que asolaron las ciudad en 1.886 y 1.986.
En la parte sur del casco antiguo se encuentra esta joya del siglo X. Pequeña, casi diminuta diría yo, es el epicentro de una pequeña plaza donde se encuentra la entrada principal al centro histórico. Lamentablemente se encontraba cerrada en el momento de nuestra visita y nos tuvimos que conformar con las fotos desde el exterior.
Las famosas aceitunas de Kalamata.
Ya dentro del plan culinario, célebres son también sus riquísimos "Pastelli", dulces a base de sésamo cubiertos de miel con los que, por cierto, nos agasajaron a nuestra llegada a puerto, así como su aceite, uvas pasas e higos.
EL PARQUE DE LAS VÍAS FÉRREAS.
Dejamos Kalamata tras una caminata por su paseo marítimo. Al fondo, la majestuosa visión del monte Taigeto, allá -según cuenta la leyenda- donde los espartanos despeñaban a los recién nacidos con alguna tara física. La luminosidad de esta parte del Peloponeso va menguando dando salida a un bello atardecer. Otro destino nos espera y aquí seguiremos contándolo. Mientras, como siempre, mi clásico deseo: Salud para todos, ciudadanos viajeros.
Horarios: Castillo (martes a domingo) de 8,00 a 17,30h.; Museo Arqueológico (Lunes, de 13,30 a 20,00; Martes a domingo, de 8,00 a 20,00h); Museo de Historia y Folklore (martes a sábado de 9,00 a 13,00; domingos de 10,00 a 13,00h).