Kandy, Haputale y Ella, la Sri Lanka montañosa
Después de la fugaz visita a las antiguas capitales de Sri Lanka nos hemos venido a las zonas verdes y altas del país, al interior montañoso, a ver si conseguimos dejar atrás las lluvias. Pensaréis que no parece el mejor sitio para ello, ¿verdad? Estáis en lo cierto.
Comenzamos por Kandy, la segunda ciudad más grande de Sri Lanka tras Colombo, la capital. Con su acaramelado nombre y su bonito lago uno espera llegar a un verde remanso de paz y armonía, pero el tráfico y los cláxones rápido te plantan los pies en la tierra. Esto no es Rivendel, no. Al menos los verdes montes de los alrededores le dan un toque distinto a la ciudad, y el lago podría ser perfecto, si no estuviera rodeado por una carretera con buses y tuk tuks rodando sin parar. En sus orillas se pueden ver lagartos que te podrían engullir si se lo propusieran (si eres muy pequeño).
En Kandy el sitio más famoso es el Templo del Diente de Buda, lugar sagrado y destino de peregrinación. Pero las 1000 rupias (7,50 €) que cuesta la entrada hacen que nos conformemos con verlo de lejos. Total, ya vimos uno de los dientes de Buda en Myanmar y hasta completar los 32 dientes que posee una dentadura humana adulta todavía tendremos más oportunidades en la vida.
Entre lluvias y visitas a la ciudad pasamos un par de noches en Kandy, ya que tampoco parece necesario quedarse más. Aunque las panaderías de la ciudad hacen que gane puntos, los precios altos de los alojamientos y algunos restaurantes hacen que pierda.
Cogimos el tren desde Kandy hasta Haputale, en lo que es una de las líneas férreas más famosas del país, atravesando las zonas más altas y verdes de Sri Lanka. El tren es un buen medio para viajar y, al igual que el autobús, es insultantemente barato. La segunda clase es difícil de conseguir con poca antelación y también más cara (te cobran por la reserva más que por el billete en sí) pero si eres uno de esos a los que “les gusta la gente” la tercera clase te encantará, porque irás con mucha. Tanta que seguramente no te puedas sentar en un buen rato. En nuestro caso pasamos las 2 primeras horas de pie, de las 6 que dura el recorrido. Es como el metro en hora punta, pero con locales y turistas a partes iguales.
El trayecto pasa por unos paisajes muy verdes y pintorescos mientras el tren recorre tranquilo las laderas de montes y colinas, y tienes tiempo de intercambiar conversaciones y sonrisas con la gente local de Sri Lanka, por lo general muy agradable. También te da tiempo a odiar a los turistas chinos, como casi siempre. En nuestra ruta hacia Haputale pasamos de largo algunos de los sitios emblemáticos de Sri Lanka, como Adam’s Peak, donde no pararíamos, hasta que finalmente llegamos a nuestro destino entre lluvias torrenciales. ¡Qué bonito es el verde, eh!
Haputale es un pequeño pueblo de montaña (montaña de Sri Lanka, nada de Everests), tranquilo y muy local, en el que hay varios alojamientos baratos que están bien. Lo que parece que olvidaron es abrir algún que otro restaurante para acompañar; nosotros sólo vimos un par de sitios locales un poco lúgubres, y mira que sólo solemos ir a sitios locales.
Pero Haputale en sí mismo es poca cosa, un pequeño pueblo con bastante ajetreo, el cual puedes recorrer en apenas un rato. Lo bueno es escaparse un poco a ver los alrededores. Hay una cascada en las cercanías que nos dijeron que estaba bien, aunque no llegamos a ir.
Adonde sí fuimos, sin embargo, fue a Lipton Seat, un mirador en la zona más alta, rodeado de plantaciones de té, que se encuentra 7 kilómetros después de una importante fábrica de té. La zona es bastante bonita y es fácil llegar, con una pequeña caminata (en nuestro caso bajo la lluvia) incluida. Los campos de té y el verdor hacen que merezca la pena la visita. Y cuando llegas a lo alto, al mirador, al propio Lipton Seat, puede que las vistas te dejen totalmente en blanco, como nos pasó a nosotros. A la foto me remito.
Tras esto y todavía azotados por las lluvias nos dirigimos a Ella, a una o dos horas más adelante siguiendo el mismo tren que nos trajo hasta Haputale. La hora temprana y el corto trayecto nos vaticinaban un cómodo y placentero viaje sentados y con buenas vistas. Y así fue, pasamos las casi dos horas sentados en el suelo, en una puerta de salida del tren, con la puerta abierta y las piernas medio fuera. El tren volvía a ir a reventar una vez más, aunque esta vez había aún más chinos (¡sí, aún más!). Nos lo pasamos bien intentando no mojarnos demasiado y escondiendo las piernas cada vez que venía un túnel, mientras Carol lanzaba miradas de odio infinito a cada chino que pisaba su mochila, apoyada en el pasillo junto al pestilente baño.
Ella es un pueblo que a priori podría haber sido igual que Haputale, por entorno y condiciones, pero hubo inversores que decidieron abrir aquí hoteles y algunos restaurantes. Así que es prácticamente igual pero mucho más turístico, con amplia oferta de alojamiento (más caro) y bastantes restaurantes (más caros también). Es un lugar fresco y de monte, con los verdes alrededores para hacer caminatas, y se puede decir que aquí se está cómodo y tranquilo. Por eso está lleno de turistas.
Nosotros aprovechamos que la lluvia nos dio un respiro y fue sustituida por un sol de justicia (lo sé, nunca parecemos conformes pero ¿acaso esta gente no conoce el significado de término medio?) y nos fuimos a hacer una caminata hasta el Mini Adam’s Peak, un paseo de un par de horas hasta lo alto de este monte cercano a Ella, desde el que hay bonitas vistas. La otra caminata, la subida a Ella Rock, la obviamos. Viendo el clima decidimos seguir rumbo hacia el sur, como las cigüeñas.
Ya sé que parece que estamos viajando muy rápido por Sri Lanka. Lo estamos. Los 17 días que vamos a estar en el país pesan como una losa, sobre todo después del ritmo tranquilo que hemos llevado en casi todos los países.
Pero aún así, nos sigue quedando la sensación de que a Sri Lanka le falta algo para enamorarnos. No sabemos por qué es pero no termina de encantarnos, aunque he de decir que esta zona verde de montaña ha mejorado bastante a la de las antiguas capitales, es tranquila y bonita.
La próxima parada será el Parque Nacional de Yala, el primer sitio en el que hemos decidido gastarnos un poco más de nuestras rupias presupuestadas en este itinerario rata que llevamos. ¡Vamos a hacer un safari a la búsqueda de leopardos y demás animalillos!
¡Allí nos vemos!
Alojamiento
- Kandy:
Los alojamientos en Kandy son algo más caros de lo normal en el país. Encontrar una habitación por 1000 rupias (6,60 €) es prácticamente imposible, además como llegamos por la tarde la mayoría de los sitios estaban llenos.
Lo más barato que encontramos fue el Expeditors Inn, subiendo una calle en cuesta al sur del lago (ahí es donde están la mayoría de guesthouses baratas, al parecer). Pagamos 1500 rupias (10 €) por una habitación con baño compartido. La habitación estaba limpia y bien, el wifi funcionaba más o menos bien y el baño, aunque compartido, tenía ducha de agua caliente.
Había alguna opción un poco más barata en los alrededores pero estaba todo lleno.
Kandy – Expeditors Inn
- Haputale:
Al llegar a Haputale estaba diluviando, así que negociamos directamente en la estación con uno de los que se te acercan al bajar del tren, que nos llevó en tuk tuk al Eagles Inn. Pagamos 1200 rupias (8 €), baño con agua caliente y wifi. La habitación no estaba mal y el dueño es simpático. También ofrece cenas por unas 250 0 300 rupias el plato (muy básico) y desayunos, no sé el precio. El sitio está bajando una cuesta que sale de la carretera principal, debajo de las vías del tren.
Haputale – Eagles Inn
- Ella:
Ella es muy turístico y todos dicen que el alojamiento también es más caro. Nosotros preguntamos en 3 sitios antes de quedarnos en Nanda’s Inn, cuya dueña, Nanda, es muy maja. La guesthouse no tiene letrero pero justo debajo hay una tiendita que se llama Nanda Store. Está bajando la calle de la estación de tren en el primer cruce antes de torcer a la izquierda hacia el centro del pueblo. La habitación estaba bien, aunque el baño era compartido (con agua caliente). Pagamos 1200 (8€) rupias, con wifi (aunque funcionaba a ratos, como en casi todo el país).
Ella – Nanda’s Inn
Transporte
- Bus Polonnaruwa – Kandy
Bus local y barato, como todos los buses de Sri Lanka. 175 rupias, algo menos de 3 horas de viaje.
Autobuses Sri Lanka
- Tren Kandy – Haputale
Los billetes de segunda clase estaban agotados para los próximos 7 días. La tercera clase no tiene reserva, simplemente compras el ticket el mismo día y te subes. Al principio éramos mucha gente, así que nos tocó ir de pie, hasta que pasadas un par de horas nos pudimos sentar. El trayecto dura casi 6 horas. Los precios y horarios los podéis ver en la foto (ésta es la línea que va hasta Badulla. Haputale está entre Nanuoya y Bandarawella), el tren es muy muy barato y, si consigues sitio, es bastante cómodo. Nos dijeron que si compras un billete de segunda clase tienes que pagar unas 600 rupias (4 €) más por la reserva, o sea que sale más cara la reserva que el billete.
Kandy – Estación Tren
Kandy – Horarios Trenes
Kandy – Precios Trenes
- Tren Haputale – Ella
Un tren parecido al anterior, pero más pequeño. Tenía parte de mercancía, que soltó en Haputale haciendo que saliera una hora más tarde de lo previsto. También iba a reventar de gente, así que en este no encontramos asiento en la hora y media de trayecto, pero nos hicimos un hueco como pudimos en la puerta de salida del vagón, vigilando no perder las piernas en algún túnel. Pagamos 15 rupias (0,20 €) por persona, pero deberían haber sido 25 rupias.
Tren Sri Lanka Tercera clase
- Bus Haputalle – Lipton Seat
Hay un bus que te lleva desde Haputale hasta la fábrica de té, a 7 kilómetros de Lipton Seat (la cima). Hay otro bus (a otras horas) que sube más allá y te deja a sólo 2 kilómetros de Lipton Seat, con lo cual puedes subir andando y luego bajar los 7 kilómetros hasta la fábrica de té en un agradable paseo entre las plantaciones de té, y coger el bus a Haputale desde allí. El bus vale unos 35 o 40 rupias (0,25€), aunque los precios pueden variar según quién te lo cobre. En nuestro caso el trayecto caminando mereció más la pena que las vistas desde Lipton Seat, porque estaba todo nublado y no se veía nada.
Comida
- Kandy : Hay bastante oferta de comida, al ser la segunda ciudad del país. Hay un montón de bakeries por las calles con muchas samosas, rotis y demás fritangas bastante baratas y ricas. Vimos los precios más caros que la media, unas 450 rupias (3 €) por platos de arroz o noodles. Hay un Burger King y varios restaurantes de nivel.
- Haputale : Escasa oferta, todo local y no con el mejor aspecto que hayamos visto. Cenamos en la guesthouse un arroz (bastante parco) por unas 300 rupias (2€).
- Ella: Mucha variedad y mucha comida occidental, al ser tan turístico, pero con los precios mucho más caros que en otros sitios. Hay algún sitio más local y más económico, y varios que hacen Kotu Roti a un precio no descabellado.
Entradas
- Lipton Seat : Hay que pagar 50 rupias (0,30€) para subir.
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