«Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos, o, al menos, mantienen ciertas ideas que constituyen prejuicios filosóficos. La mayor parte de estas teorías son prejuicios que inconscientemente dan por sentados o que han absorbido de su ambiente intelectual o de la tradición. El hecho de resultar teorías acríticas y que nadie las examine de forma racional, no impide que tengan una gran importancia para las acciones prácticas de la gente y para su vida entera. Una justificación de la filosofía profesional reside en el hecho de que los hombres necesitan que haya quien examine críticamente estasextendidas e influyentes teorías. Este es el inseguro punto de partida de toda ciencia y de toda filosofía. Ambas deben partir de las dudosas y a menudoperniciosas concepciones del sentido común acrítico. Su objetivo es el sentido común crítico e ilustrado: una concepción más próxima a la verdad y con una influencia menos perniciosa sobre la vida humana.»
«Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos, o, al menos, mantienen ciertas ideas que constituyen prejuicios filosóficos. La mayor parte de estas teorías son prejuicios que inconscientemente dan por sentados o que han absorbido de su ambiente intelectual o de la tradición. El hecho de resultar teorías acríticas y que nadie las examine de forma racional, no impide que tengan una gran importancia para las acciones prácticas de la gente y para su vida entera. Una justificación de la filosofía profesional reside en el hecho de que los hombres necesitan que haya quien examine críticamente estasextendidas e influyentes teorías. Este es el inseguro punto de partida de toda ciencia y de toda filosofía. Ambas deben partir de las dudosas y a menudoperniciosas concepciones del sentido común acrítico. Su objetivo es el sentido común crítico e ilustrado: una concepción más próxima a la verdad y con una influencia menos perniciosa sobre la vida humana.»