El póster de Killing Season parece indicar que algo no va andar del todo bien, quizás por cuestiones que no son fáciles de explicar y que radican lisa y llanamente en la percepción. Dos grandes, sí, como Travolta y Robert de Niro, pero a veces y por más empeño que estos dos monstruos le pongan a las actuaciones, si el desarrollo de la historia desborda de ridiculez, difícil resulta sacar a flote a la pequeña canoa cinematográfica. Su director nos invita a navegar sobre ella, pero hundirnos parece inminente. La trama es simple, para nada enredada y, positivamente, entretenida. Al menos hasta la mitad del metraje. Un ex militar (Robert de Niro), frío, solitario y con karmas post guerra reside en una cabaña alejada de todo urbanismo. Un soldado de origen serbio (John Travolta), emprende viaje hasta su morada, conservando en su interior una flameante sed de venganza. En tonos amigueros, entrando en confianza y entre trago y trago la relación se distiende, permitiendo al turista europeo romper el hielo y proponerle a su enemigo llevarlo a cazar. A partir de allí, entre malezas y árboles, se da inicio a una ferviente batalla cuerpo a cuerpo. Más allá de los protagonistas, Killing Season tiene dos puntos a favor, y quizás uno de ellos (el entretenimiento) se desmorone durante los últimos treinta minutos; que sólo dure poco menos de hora y media es un alivio para el público. El problema esencial de la proyección parece ensancharse y hacerse más profundo que incluso las sangrientas heridas que sufren los participantes de este ¿thriller? o intento de, y tiene que ver con las ridículas y poco coherentes determinaciones o escapes que se rifan entre los oponentes. De Niro y Travolta se torturan, se persiguen pero no se ejecutan. El jaque de uno hacia otro nunca termina de ser mate; los muchachos parecen tomarse demasiado tiempo para dar la puntada final y las formas de zafarse (aún cuando parece imposible) son tan absurdas que provocan la anulación total de la tensión y del suspenso que en algún momento del film se supo crear. En escala decreciente, Killing Season acaba enmarañándose en su propia liana de desconciertos, desaprovechando la capacidad de dúo protagónico estelar.
LO MEJOR:dura poco. Pese a todo no aburre. LO PEOR:la lógica se toma sus vacaciones. Descalabro de resoluciones ridículas y poco verosímiles. PUNTAJE: 4,6