Algo cambió cuando George Lazenby miró a cámara y dijo "Esto no le pasaba al otro", en 007 al servicio de su majestad (1969). Esa ruptura de la cuarta pared en boca del actor que reemplazaba al mítico Sean Connery, daba pie a un nuevo James Bond autoconsciente de su status como arquetipo de la cultura popular. Más tarde, Roger Moore -el mejor para mí- inyectó ironía y distancia al espía, que se vería envuelto en aventuras cada vez más fantásticas. Tras la crudeza de los dos estupendos films de Timothy Dalton, Pierce Brosnan continuó esa tendencia fantasiosa enfrentándose a hombres de escarcha en palacios de hielo. Hasta que apareció Jason Bourne. Su éxito contaminó de realismo el reboot de Casino Royale (2006), que tomó prestada su cámara epiléptica y eliminó todo lo que olía a ciencia ficción. En este contexto nacía la lúdica Kingsman: Servicio secreto (2014) que con humor postmoderno se proponía recuperar el espíritu pop y pulp de las viejas películas de espías, como dejaba claro el tarantiniano Samuel L. Jackson, villano de la función. Tres años más tarde nos llega la secuela. Pero antes de hablar de ella, deberíamos presentar a sus responsables. El director, Matthew Vaughn, tras producirle a Guy Ritchie sus primeros films -Lock & Stock(1998) ySnatch: Cerdos y diamantes (2000)- acarició el éxito conKick Ass: Listo para machacar(2010), una actualización de Spiderman, o el Quijote de los superhéroes. Esto supuso su primera colaboración con Mark Millar -enseguida hablamos de él- pero Vaughn entraría enseguida en primera diversión al encargarse de X-Men: Primera generación(2011) un entretenimiento perfecto que colocaba a los mutantes de Marvel en una película de espías. Con un esquema similar,Kingsman: Servicio secreto(2014) tomaba prestada la estructura deStarWars (George Lucas, 1977) -¡Hasta salía Mark Hamill!- en una celebración del James Bond que fue Roger Moore. Eso sí, el protagonista, Eggsy, no tenía los modales refinados de Bond, sino la actitud macarra de un personaje de Guy Ritchie. Esta película supuso para Vaughn la segunda adaptación de un cómic del mencionado Mark Millar, guionista renovador, experto en actualizar conceptos clásicos. Su versión realista de los Vengadores,The Ultimates, ha servido de hoja de ruta para el universo cinematográfico de Marvel -también es autor de la miniserieCivil Warque dio pie aCapitán América: Civil War(2016)- y suOld Man Loganha sido la inspiración de esewesterncrepuscular que esLogan(2017), la mejor película de los X-Men. Millar, por cierto, acaba de firmar un acuerdo con Netflix por los derechos de su sello editorial,Millarworld.