"Todo villano es un héroe dentro de su propia cabeza" - Tom Hiddleston
Kirinyaga es un fix-up de 10 relatos cortos del autor norteamericano Mike Resnick, que funciona como una novela por la forma en que están compuestos.
La historia se ubica a principios del siglo XXIII, el protagonista es un historiador keniano, educado en Oxford y Yale, quien reniega de su nombre y solo se hace llamar Koriba. La Kenia del siglo XXIII es un país altamente industrializado en donde muchos animales se han extinguido, incluyendo animales tan distintivos como los leones y elefantes.
Se terraforma un planetoide con la fauna y flora de la Kenia del siglo XX, incluyendo al monte Kirinyaga, hogar de la tribu Kikuyu. Esta es la utopía que añora Koriba, un lugar sin la "venenosa" influencia europea.
En el relato que más me impacto, "For i have touched the sky", la niña más inteligente de la aldea recibe como castigo realizar los deberes de limpieza en la casa del mundumugu, Koriba, eventualmente ella descubre la caja que habla (la computadora) y nace en ella el deseo de aprender a leer y escribir, un acto prohibido de acuerdo a las costumbres Kikuyu, ¿Puede un cuento corto romperte el corazón en repetidas ocasiones? La respuesta es que sí.
En el cuento corto Bwana, la aldea se ve obligada a contratar un cazador masaai para deshacerse de las hienas que han estado atacando personas. Koriba desata un duelo de voluntades cuando este cazador desea convertirse en el jefe, bwana, de la tribu.
En Manamouki, una pareja keniana desean ingresar a Kirinaya, descubrimos que aun con las mejores intenciones, es imposible mediar entre las costumbres arraigadas y las actitudes modernas.
Un libro sin muchos elementos de ciencia ficción, leídas por separado las historias funcionan mejor, porque en conjunto el tema de detener el progreso suena repetitivo. Aun así puedo declarar que no hay una colección de relatos como Kirinyaga en toda la ciencia ficción, una obra humana, sabia, melancólica y profunda. Leer estos relatos es como ver a un hombre intentar detener una avalancha con las manos. Es imposible detener el progreso.