Fecha: 10 noviembre 2016
Asistencia: 300 personas
Artistas Invitados: The Liberty
Precio: -
Músicos Kitai: Alexandrevich Mel Jr (voz y guitarra), Fabio Yanes (bajista), Edu Venturo (guitarras) y Deivhook (batería)
Conquistadores suicidas
Recuerdo la primera vez que escuché 'Que vienen', el disco de debut de Kitai tras dos esperanzadores EPs. No fue precisamente fácil, pues me perdí varias veces hasta llegar a su local de ensayo en Ritmo & Compás, Alex y yo nos cruzamos por lo menos en dos ocasiones y terminamos felizmente encontrándonos cuando yo ya había asumido que este era uno de esos momentos ridículos en los que lo conveniente era resetear, volver a la casilla de salida y empezar el caminio desde cero.
Pero el influjo de Kitai no consiente la rendición, así que insitimos y lo conseguimos. Era un muy caluroso día de septiembre de 2015 a primerísima hora de la tarde y quizás mi despiste no fuera para tanto, puede que esté exagerando para que quede más heróico. A la altura de lo que el cuarteto madrileño tenía entre manos y estaba a punto de compartir con su cada vez más amplio público. A la altura de las ansias de dominación mundial que sin duda tienen Alex (voz), Edu (guitarra), Fabio (bajo) y David 'Deivhook' (batería).
Ha pasado todo un año con algunas semanas de propina desde aquel encuentro en el que me mostraron sus nuevas canciones, tan orgullosos como inseguros pero sin duda decididos. Todo eso junto. Recuerdo sus caras mientras escuchaban por enésima vez cómo sonaba su apuesta a vida o muerte. Y recuerdo la conmoción que me provocó 'Kitai', ese baladón de rock clásico que estaba destinado a ser el himno que ya es, con su evocadora letra, su solo de guitarra a lo John Frusciante, su grandilocuencia, su gigantesca épica.
Muchos conciertos después, incluyendo su triunfo este verano en la premonitoria Plaza del Trigo del festival Sonorama, 'Kitai', la canción, es un momento cumbre de emoción desbordada en sus actuaciones, siempre rabiosas, furiosas, dementes, casi diríase que al borde del suicidio si eso fuera preciso para conseguir así, con ese extremismo, captar la atención del público, zarandearle, empotrarle contra la pared, conquistarle y robarle el alma. Como kamikazes desesperados con causa.
Porque Kitai, el grupo, ha crecido mucho en los últimos meses. Porque, ¿qué es lo que sucede cuando acudes cada día al gimnasio a machacarte? Pues que te conviertes en Míster Universo primero, en Terminator después y en Gobernador de California para rematar. ¿Y qué es lo que ocurre cuando un grupo de músicos ensaya cada día con rutina miliciana? Pues que sus opciones y sus ansias de conquistar todo el mundo conocido se multiplican exponencialmente. Desde Madrid hasta el último confín de espacio-tiempo.
Porque amigos, cabe la posibilidad de que Kitai sean unos terminators enviados desde el futuro para recordarnos cada noche que no tenemos excusa para no luchar por sobreponernos a nuestra propia puta mierda. Puede que Kitai sean una invención de Skynet y que estén aquí como un comando guerrillero para poner banda sonora (y remedio) al apocalipsis de esa Tercera Guerra Mundial que tan inminente parece cada vez que vemos la puta cara de Donald Trump. Kitai son el antídoto.
Y así, con pasamontañas de combatientes asaltan el escenario de la Sala El Sol en la primera de las dos actuaciones que este fin de semana tienen en el legendario recinto madrileño. Impactando, captando, perturbando a los presentes con una iracunda interpretación de 'El enemigo', a la que siguen 'Sur' y 'Número 1' antes de fundir los plomos con 'Luz artificial' y rematar con 'Sientes el golpe', 'Booom' y 'H2O'. Pocos pueden perpetrar semejante arranque con este caudal de salvajismo y saña.
A estas alturas Alex ya ha destrozado un ukelele contra el suelo, Deivhook se ha roto seis de sus doce brazos, Fabio ha conseguido que le piten los oídos en la distancia a Flea de Red Hot Chili Peppers y Edu ha repartido tantos guitarrazos como mandobles dio El Cid con su Tizona. Y están los cuatro bañados en sudor a punto de electrocutarse sin importarles una mierda que eso fuera una posibilidad real, pues andan concentrados en mostrar lo que a diario ejercitan en su local.
Esa ejercitación incesante es la que les ha convertido en uno de los cuartetos más eficaces y talentosos de la música española. Muy por encima de la media y muy por encima de otros muchos que gozan de más éxito, pero que bien harían en no despistarse pues a lo lejos el suelo tiembla cada vez más cerca. Y cuando suena 'Kitai', la canción, la noche se parte en dos y Alex se sitúa en algún punto entre la cólera de Ivan Drago y la ceremoniosa solemnidad de Enrique Bunbury (pero con esa personalidad única y que nunca desfallece).
Hay tiempo para un tramo final con 'Que vienen', 'Melodrama', 'Chikinouva' y 'Superior'. Y con el personal invadiendo el escenario para escenificar esa fusión entre músicos y público para convertirse gozosamente en familia. Porque esto no va de nosotros ni de ellos. Esto va de Kitai como catalizador de toda nuestra furia contra la máquina. Y si la Tercera Guerra Mundial de los cojones se nos termina viniendo encima, es importante no equivocarse de bando.
PD: próxima parada, otra vez este viernes en El Sol. Y el próximo año, a por la Joy Eslava.