Kjell Askildsen escribió estas líneas en su relato “La aglomeración”: “Hace tres o cuatro años vi algo extraño, y fue lo último asombroso que he visto, aunque, como ya he dicho, no soy indiferente a las actividades más cotidianas, por ejemplo, personas que se pelean, se pegan y golpean, o personas que se desploman sobre la acera y permanecen allí porque están demasiado borrachas o enfermas para llegar a su casa, si es que la tienen; muchos de ellos no la tienen, supongo, no hay casas suficientes en este mundo. (…/…) El mundo está lleno de insensatez y confusión, la falta de libertad tiene profundas raíces, la esperanza de igualdad está disminuyendo, la fuerza superior es demasiado grande, eso parece. Tenemos que estar contentos con lo bien que vivimos, dice la gente, y la mayoría vive peor. Y luego toman pastillas contra el insomnio. O contra la depresión. O contra la vida. ¿Cuándo llegará una nueva estirpe que entienda el significado de la palabra igualdad, una estirpe de jardineros e ingenieros forestales que talen los grandes árboles que dan sombra a todos los pequeños, y que quiten los bordes del árbol de la ciencia?”.