Klara y el Sol, de Kazuo Ishiguro

Publicado el 19 abril 2021 por Daniel Daniel Pérez Castrillón @Mangrii
Klara y el SolKazuo Ishiguro (trad. de Mauricio Bach)Anagrama EditorialRústica / Digital | 384 páginas | 20,90€ / 14,99€

¿Dónde está el límite de la esencia humana? ¿Somos los seres humanos tan únicos como inimitables? Preguntas, por supuesto, prácticamente sin respuesta acertada al cien por cien. Si, de momento, somos únicos e inimitables. y ninguna inteligencia artificial ha sido capaz de replicar a un humano por completo. Somos seres complejos, compuestos por una serie de conductas y comportamientos que nos definen como especie y que pueden resultar cuanto menos singulares en ojos ajenos. Así lo ve Klara, nuestra AA (Amiga Artificial) protagonista, una inteligencia artificial que pasa cada uno de sus días en una tienda esperando a que alguien la adquiera y se la lleve a un hogar.

Klara no es una AA cualquiera. Es muy observadora y se hace más preguntas de lo habitual mientras contempla el exterior del escaparate de su tienda. Como todas las IA, necesita del Sol para alimentar y cargar su energía cada día, por lo que desea estar en el mejor puesto de la tienda. Todo cambia el día en el que conoce a Josie a través del escaparate y un mundo exterior de posibilidades se abre ante ella: ¿Qué le espera en su nuevo hogar? ¿Es capaz realmente de comprender a los humanos? ¿Podrá ayudar a Josie con su soledad?

Ilustración de Matt Murphy

La magia de Klara

Sin ninguna duda, la magia que hace funcionar Klara y el Sol proviene de la propia Klara. Su voz narrativa, cautivadora desde su simplicidad, ingenuidad e inteligencia, es un intrigante filtro a través del cual Ishiguro vierte todo su pequeño mundo e historia. Con una prosa economizada, el autor da fe de haberse puesto en la mente de la conciencia mecánica de Klara. El lector se pasea por las sombras de un inquietante mundo repleto de avances tecnológicos, fricciones políticas y ciertas extrañezas que no llega a comprender del todo. La visión sesgada de Klara, dado que percibe el mundo como una serie de cuadrados y perspectivas que a veces fallan, es clave.

Sin embargo, el mundo futurista no deja de ser un escenario por el que Ishiguro solo transita, estando más interesado en reflexionar sobre la propia humanidad. Aunque, más en concreto, lo hace sobre el amor. El amor, tanto en su vertiente más egoísta y sobreprotectora, como el amor más genuino y benévolo. Ishiguro hace sentir a través de Klara la belleza y delicadeza de nuestra propia humanidad. El frágil camino por el que transitan nuestras vidas y emociones. Porque Klara es ante todo un AA que podríamos definir como melancólico, teniendo una especial capacidad para desvelar el sufrimiento humano dentro de la propia vida.

Fragmento de la portada original

Un mundo extraño

Aunque el futuro trazado por Ishiguro en Klara y el Sol no es más que un simple esbozo a brocha gorda que funciona como tablero de juego, no deja de ser un importante factor de intriga dentro de la novela. Gracias a la visión sesgada de Klara, que por ejemplo llama rectángulos a lo que creemos ser teléfonos móviles o etiqueta a la gente en segunda persona (Gerente, Madre), en ningún momento terminamos de saber como funcionan muchas cosas de este posible futuro distópico imaginado por Ishiguro. Es una visión repleta de extrañeza que debemos completar nosotros mismos, salpicada por un continuo goteo de pistas y sugerencias, que revelan más de una sorpresa en el transcurso de las páginas.

Sin embargo, eso no significa que no aporte más que intriga a la historia. Ishiguro parece tener un miedo total a que el ser humano se quede atrás en un mundo que no para de estar en constante cambio. Es un hecho, la tecnología se queda desfasada en poco tiempo sin ni siquiera darnos cuenta ¿A qué no hace tanto que tenemos smartphones? También, de cierta forma, toca de lado la desigualdad de oportunidades por diferencias sociales. Sin embargo, que nadie se lleve a engaño. Esto es un simple escenario futurista. Un decorado sobre el que Ishiguro relata su historia a fuego lento, muy lento. Y si vienes buscando respuestas por este lado, ya te adelanto que no las tendrás.


Aunque me costo un poco entrar en el primer capítulo de Klara y el Sol, mi primera experiencia con Kazuo Ishiguro ha resultado fascinante en el cómputo final. La novela va subiendo peldaños tanto en niveles de extrañeza como de originalidad para dejarte, en sus instantes finales, con un corazón destrozado y varias reflexiones sobre la humanidad. Los restos del día se viene pronto conmigo.
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