Klara y el sol
384 páginas
Klara es un robot de acompañamiento que espera en la tienda ser comprado. Cuando esto sucede, pasa a ser la Amiga cibernética de Josie, una niña de catorce años, enferma. Klara hará todo lo posible para tratar de curar a su compañera.
Esperaba un poco más de esta novela. Ni en cuanto a prosa o planteamiento me parece nada del otro mundo, al menos en sus primeras partes. Son necesarias un montón de páginas para que empiece a pasar algo, siendo las escenas de Klara en la tienda con los otros robots muy largas y detalladas.
El concepto de robots androides como compañeros del ser humano no es novedosa, así como tampoco la de los robots en sí, pero el autor los utiliza en este caso para contraponerlo a la esencia humana.
En el mundo descrito en la novela, algunos niños, se supone que ricos, son mejorados para que tengan altas capacidades. Aquellos que no lo son, tienen escasas opciones en la vida, a no ser que logren una recomendación para entrar en alguna de las pocas universidades que aún los admiten. También se observa que muchos trabajadores de alto nivel han sido sustituidos por inteligencias artificiales. Curiosamente, en este mundo tan avanzado tecnológicamente, aún hay enfermedades incurables, aunque nunca queda claro qué tiene en realidad la niña de la novela ni tampoco qué tenía su hermana, ya fallecida parece ser que de lo mismo.
Los personajes mantienen debates continuos sobre la necesidad o no de mejorar a la gente o las consecuencias morales de tomar la decisión de no haber mejorado a sus hijos en su momento, así como la posibilidad de transformación de las personas en entes cibernéticos que pueden trascender la muerte, al estilo del más delirante transhumanismo. Por desgracia para nosotros, personas que nos ha tocado vivir esta época, esto ya no es ciencia ficción, sino algo a la vuelta de la esquina, así como también la tiranía futura de la IA, que mandará al garete millones de empleos y trabajadores humanos, incluso muy cualificados.
Pero incluso los robots se pasan de moda y quedan obsoletos, como se observa en las escenas finales. Quizás sea una metáfora de la propia obsolescencia humana que planean los que nos quieren "mejorar".
La novela está narrada con una prosa aséptica y sencilla, en primera persona, desde los ojos de Klara, lo cual aporta una visión curiosa de los seres humanos y del mundo. Resulta chocante que incluso un cerebro robótico desarrolle a lo largo de la novela ideas y asociaciones lindantes con el pensamiento mágico, como las cosas que piensa acerca del sol y su capacidad de curación.
Se da a entender que estos robots funcionan con energía solar, o eso me ha parecido a mí. Pero hay escenas en las que Klara tiene auténticas epifanías o revelaciones similares a contactos con lo divino. En ciertos aspectos, el robot se nos muestra muy humano, por ejemplo, en su capacidad de sacrificio a costa de sí mismo.
Extraña novela que plantea dilemas y situaciones para el futuro próximo, un tanto controvertidos, escrita con un ritmo algo irregular. Cuando parece que te lleva a alguna intriga, vuelve a estancarse. No es una obra para leer con rapidez, sino más bien interiorizando poco a poco los mensajes y reflexiones que nos deja. Tiene también algunas situaciones repetitivas. Le hubiera venido bien una poda, sobre todo al inicio y en algunos puntos por el medio. La idea, sin embargo, era buena.
En resumen, obra de ciencia ficción de "qualité", que nos hará pensar sobre los retos del ser humano del futuro en su relación con la tecnología.
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