Un hombre ha desaparecido sin dejar rastro en Nueva York. Klute (Donald Sutherland), un detective privado íntimo amigo suyo, encuentra una pista en unas cartas que aquel le escribía a una prostituta llamada Bree Daniels (Jane Fonda), así que va a buscarla para interrogarla. Simultáneamente, Bree comienza a ser acosada por un hombre misterioso que parece estar obsesionado con ella y que bien podría tener algo que ver con la desaparición del hombre que Klute está buscando.
Para sorpresa de Pakula, el estudio no tenía interés en contratar a Fonda. Cuando el director se negó a contratar a alguien más para el papel, la Warner terminó quitándole el proyecto. Posteriormente se le ofreció el papel a Barbra Streisand, pero esta lo rechazó debido a que consideraba que el guión era burdo. Más tarde, ella admitiría que si hubiese sabido que Pakula estaría a cargo del proyecto, hubiese aceptado el papel. Cuando el estudio vio que a nadie le resultaba atractivo el proyecto, se vieron en la obligación de llamar a Pakula y Fonda. Una vez que se contrató a Donald Sutherland para el papel de Klute, comenzarían las filmaciones tanto en exteriores como en los ya desaparecidos Filmways Studios de Manhattan. El gerente de producción ayudaría a Fonda a investigar más acerca del mundo de la prostitución, pero la actriz comenzó a ponerse nerviosa cuando ninguno de los proxenetas de los clubes nocturnos que visitó con la intención de construir su personaje intentó contratar sus servicios. Fue entonces cuando Fonda comenzó a sentir que no era la indicada para el papel y le rogó a Pakula que la despidiera. Sin embargo, lo que hizo el director fue reestructurar el calendario de filmación para que la actriz se preparara de mejor forma para las escenas más potentes, al mismo tiempo que le dio la posibilidad de improvisar en algunas escenas, como por ejemplo aquellas en las que la protagonista asiste al psiquiatra.
Después de mucha insistencia y tras utilizar una artimaña que involucra la grabación de algunas conversaciones telefónicas, Klute logra convencer a Bree que lo ayude a buscar a un hombre del cual ella no recuerda ni el más mínimo detalle. Pese a esto, Klute logra relacionar a Gruneman con un cliente particularmente violento con el que Bree se encontró hace dos años. Es ahí donde radican las principales interrogantes del film: ¿Qué sucedió con Gruneman? y ¿Quién es el misterioso cliente que violentó a Bree? Intentando responder estas interrogantes, Klute y Bree se sumergen en el submundo de la prostitución, encontrando en su camino a proxenetas y prostitutas que trabajan tanto en la calle como en las altas esferas de la sociedad. Aunque la verdad es que en la primera mitad de la cinta nos enteramos quien es el cliente/psicópata y cuáles son sus motivos, gran parte de la tensión de la cinta reside en la sensación de paranoia que domina la vida de Bree. Klute tendrá que hacer su mejor esfuerzo por unir las pistas antes de que el acosador decida terminar con la vida de Bree, más aún cuando comienzan a ser asesinadas algunas de sus viejas amistades.
“Klute” es un perfecto ejemplo de los thrillers de paranoia que alcanzaron su punto más alto durante los setenta. La creciente desconfianza de la sociedad norteamericana con respecto a la administración de Nixon se magnificaron en cintas como esta (que forma parte de la llamada “trilogía de la paranoia” de Pakula, la cual es completada por “The Parallax View” y “All the President´s Men”) o “The Conversation” (1974), de Francis Ford Coppola. En este film Pakula retrata una amenaza invisible la cual está representada por una serie de equipos de vigilancia (específicamente cintas de grabación) que parecen estar plantados en todas partes, amenazando la privacidad y la seguridad de los involucrados en la historia. “Klute” además presenta a una de las primeras heroínas cinematográficas de los setenta, caracterizadas por ser mujeres independientes que son vistas como algo más que un objeto sexual. En definitiva, estamos ante una película que influenció el trabajo de otros realizadores (aunque esto no suele ser ampliamente reconocido), que bien podría ser definida como un thriller dramático, donde si bien se le da más importancia a los personajes que a la trama policial, de todas formas la cinta presenta momentos cargados de tensión, lo que lo convierte en un film más que recomendable.
por Fantomas.