Knife of Ice: Un giallo que tributa al suspenso clásico.

Publicado el 27 julio 2010 por Fantomas
“Il Coltello di Ghiaccio” (1972), es un giallo del director Umberto Lenzi, el cual está protagonizado por Carroll Baker, Alan Scott y Evelyn Stewart.
Cuando tenía 13 años, Martha Caldwell (Carroll Baker) fue testigo de la brutal muerte de sus padres en una accidente ferroviario lo que le provocó un shock que la dejó muda. Ahora instalada con su tío Ralph (George Rigaud) en una casa en la España rural, cierto día recibe a su prima Jenny (Evelyn Stewart) quien viene de visita. Al poco tiempo de su llegada, comienzan a cometerse algunos asesinatos que hacen suponer la presencia de un maníaco en la zona.

Como muchos de los directores italianos de su generación, Umberto Lenzi comenzaría filmando algunos peplums antes sumarse al boom del giallo iniciado por Dario Argento, para luego incursionar en el género de terror al cual le dedicaría varios años de su carrera. “Il Coltello di Ghiaccio” sería el sexto de los ocho giallos que Lenzi filmó durante su carrera, y es probablemente una de las entradas más peculiares del género. Según el mismo director, a la hora de escribir el guión junto a Luis G. de Blain se basó en la historia de la cinta “The Spiral Staircase” (1945), del director Robert Siodmak, aunque también se evidencia cierta influencia del film “See No Evil” (1971), del director Richard Fleischer. Como venía siendo su costumbre en el último tiempo, Lenzi escogió a la actriz Carroll Baker para interpretar a una joven muda que comienza a ser amenazada por un misterioso asesino (dicho sea de paso, esta sería la última colaboración de la actriz con el director). El resto del elenco estaría conformado por algunos de los rostros habituales de los giallos producidos en Italia y España, como por ejemplo Evelyn Stewart (cuyo verdadero nombre era Ida Galli) y Eduardo Fajardo.
Como se adelanta en la sinopsis, la protagonista de la cinta es Martha Caldwell, una mujer que quedó muda a muy temprana edad luego de ver morir a sus padres en un accidente ferroviario. Pese a llevar años sometida a terapia, Martha no ha podido dejar atrás el trauma que le impide hablar. De hecho le resulta bastante complicado siquiera acercarse a una estación de trenes por lo que la llegada de su prima Jenny significa todo un reto para ella; no sólo deberá recogerla en la estación de trenes del pequeño pueblo en el que reside, sino que además tendrá que sobreponerse a la deslumbrante personalidad de su prima. Curiosamente, la cinta comienza con una serie de imágenes de una corrida de toros, que si bien parecen ser totalmente gratuitas, no tienen otro objetivo más que contrastar las distintas personalidades de las dos mujeres y sus respectivas reacciones ante la violencia; mientras Jenny se muestra como una persona más segura de sí misma, extrovertida y con una inclinación hacia la violencia, Martha claramente evidencia ser una muchacha tímida e insegura, que no soporta la violencia ni mucho menos la sangre.

Sorpresivamente a tan sólo un día de su llegada, Jenny es asesinada brutalmente en el garaje de la casa en la que reside Martha. Como suele suceder en este tipo de cintas, la muerte de Jenny es el primer eslabón de una serie de asesinatos que tienen como protagonistas a jóvenes y hermosas mujeres. Debido a que poco tiempo después del descubrimiento del cuerpo de Jenny aparece una nueva víctima abandonada en un sitio baldío, y al hecho de que la policía ha descubierto cierta simbología satánica en el lugar de los hechos, el inspector a cargo de la investigación (Franco Fantasia) asume que los asesinatos tienen un trasfondo esotérico. Esta teoría es reafirmada por el tío de Martha, quien demuestra un marcado interés por el mundo esotérico. Según su opinión experta, no sólo el asesino es probablemente un seguidor de Satán, sino que sus asesinatos responden al hecho de que las mujeres son usualmente utilizadas en la realización de sacrificios rituales. Con el fin de otorgarle un poco más de peso a todas estas conjeturas, Lenzi integra a la historia a un misterioso y esquivo hombre que no sólo acostumbra acosar a la protagonista, sino que también suele pulular por los confines del aterrador cementerio que se encuentra a escasos kilómetros del hogar de Martha.
De todas maneras son varios los sospechosos de los asesinatos, empezando por el Doctor Laurent (Alan Scott), quien junto con evidenciar cierta atracción hacía la protagonista, parece estar siempre en las cercanías de donde se cometen los asesinatos. También está Marcos (Eduardo Fajardo), el siniestro y lascivo chofer de Martha quien parece saber mucho más de lo que aparenta. Por último está el mismísimo tío de Martha, cuyo apasionamiento por las artes esotéricas lo ubica como el posible responsable de los asesinatos que parecen haber sido cometidos por un seguidor del diablo. Pero, ¿Qué es lo que separa a este giallo del resto de las entradas del género? Básicamente el hecho de que Lenzi prefiere darle un tratamiento más “hitchcokiano” a la historia. El director le da más importancia al suspenso, a la atmósfera y al aspecto psicológico de los protagonistas, que a elementos como la violencia y el erotismo que suelen estar presentes en grandes cantidades en los giallos. De hecho la película carece de escenas realmente violentas (con la sola excepción de un infanticidio que sólo aparece en pantalla unos segundos) y no presenta escenas de desnudos, lo que dicho sea de paso en ningún momento afecta la calidad del producto.

En el ámbito de las actuaciones, la gran mayoría del elenco realiza un trabajo relativamente correcto. Carroll Baker pese a no tener diálogo alguno, logra transmitir la angustia que le producen los cruentos asesinatos y la imposibilidad de utilizar su voz. Lo que sí cabe mencionar, es que resulta algo inverosímil el hecho de que todos los habitantes del pueblo entiendan lo que Martha les quiere decir, aún cuando esta se comunica con gestos que no tienen demasiado sentido. Alan Scott y George Rigaud en cambio, quienes interpretan al doctor y al tío de la protagonista respectivamente, realizan un trabajo más bien discreto y no resultan del todo convincentes. Muy distinto es el caso de Eduardo Fajardo, que realiza un estupendo trabajo interpretando al poco confiable chofer de Martha. Por otro lado, como suele suceder en la mayoría de los giallos, este presenta un estupendo trabajo de fotografía, el cual estuvo a cargo de José F. Aguayo. No se puede decir lo mismo de la banda sonora compuesta por Marcello Giombini, la cual si bien por momentos resulta ser efectiva, dista de ser memorable.
La historia se desarrolla básicamente en tres escenarios; la casa de Martha, el cementerio cercano y la calle central del pequeño pueblo. Mientras que en la casa de Martha se desarrollan las escenas de mayor tensión, es en el cementerio donde finalmente se revelará la identidad del asesino, lo que le otorga una atmósfera algo espectral a la cinta. El final si bien es sorprendente, de todas formas puede ser intuido por el espectador asiduo a este tipo de relatos. Como mencionaba anteriormente, si bien “Il Coltello di Ghiaccio” se presenta como un giallo atípico, existen algunos elementos que lo acercan a otras cintas del género. Por ejemplo, tal y como sucede en el film de Argento “Cat o´Nine Tails” (1971), esta película puede ser considerada como uno de los tantos giallos que presenta una suerte de estudio acerca de cómo una determinada discapacidad afecta la percepción del mundo que nos rodea. Por otro lado, si hilamos más fino podemos percatarnos de la presencia de un pato Donald de juguete en una de las escenas clave de la película; dicho juguete también aparece en el clásico giallo de Lucio Fulci, “Don´t Torture a Duckling” (1971). En definitiva, “Il Coltello di Ghiaccio” es lo suficientemente entretenida e interesante como para considerarla como una de las buenas entradas del género. De hecho, es probable que debido a su cercanía con el suspenso clásico, pueda incluso entusiasmar a aquellos que no les provoca demasiado interés el vilipendiado género del giallo.
*Advertencia: El trailer contiene una buena cantidad de spoilers.


por Fantomas.