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Publicado el 11 febrero 2025 por Luismi

Huesca 2019.

Eloy caminaba por una senda de Margudgued al atardecer de aquel aciago día sin esperar que un séquito de cuatro encapuchados de negro lo asaltaran de repente y le golpeasen la cabeza.
Perdió la consciencia.

Cuando volvió a abrir sus ojos en mitad de la oscuridad de la madrugada, en medio de unas marcas circulares formadas con piedras,  quiso gritar al ver a los encapuchados,  pero nadie acudía en su ayuda y éstos seguían con sus cánticos particulares, degollando a una oveja.
Una de las encapuchadas acercó el cuenco lleno de sangre bovina a la boca de Eloy, que estaba atado de pies y manos.

-¡Dejadme ir! ¡Estáis locos!-exclamó.

De nada sirvió. Le hicieron tragarme aquel líquido ardiente y otro de los encapuchados le cogió del cuello y le asfixió.

***

Eloy despertó a la mañana siguiente,  pero su mirada era diferente. Vacía de bondad y fría como un témpano de hielo.
Un encapuchado se acercó.

– ¡La Señora ha despertado!

Eloy clavó sus nuevas garras en la garganta del tío y bebió de su sangre.

– ¡Habéis tardado siglos en despertarme!

Los otros encapuchados,  con los ojos desorbitados,  se asustaron.

– Perdónenos, Señora.
-Ahora me comeré al Mundo.
-Sí, Señora. Y nosotros la adoraremos.

Escrito por Luis M. Sabio