Tumbaron la ley Sinde, aquella auspiciada, susurrada desde Washington, conocido gracias a Wikileaks, la que iba a cerrar páginas webs "casi" sin control judicial, la que se quería aprobar sin debate y acudiendo a las aritméticas básicas de las componendas políticas del día a día. Ya me daba por "sinderizado" el pasado domingo y me preguntaba si la resistencia que no desembocara en actos semianarquistas estilo Ddos podrían conseguir algo.Hoy vemos que la ley no pasó el trámite, no será aprobada, y por encima de la alegría de ver que la democracia funciona para evitar que se coarten los derechos de unos, en ventaja de otros, o, simplemente, se consagre el poder de algunos lobbies tengo otra sensación. El resultado, el huir de la propuesta del gobierno tiene más de manejo político que de verdadera concienciación frente a la respuesta ciudadana. Dicho en otras palabras: lo que "ofreció" el gobierno a sus apoyadores de alquiler fue poco. Esto aporta pesadumbre y grisura a este levísimo triunfo de los ciudadanos, seguimos controlados por grupos y lobbies que controlan nuestros movimientos solo que hoy parece que han coincidido con nuestros intereses. Pero no nos equivoquemos la Ley Sinde volverá, quizás escondida en otra ley, como su origen inicial, quizás enmascarada o con más apoyo de figuras afines y beneficiadas, como Alejandro Sanz y Miguel Bosé, y, sin duda, con más apoyo político: unas carreteras en Canarias, alguna concesión en Cataluña, puede que inversiones en el País Vasco. Es el sino, unos políticos nunca a la altura del pueblo que representan y una ley para para evitar algunos abusos en la compartición de contenidos de autor que se convierten en un caballo de batalla contra la libertad básica de Internet.Leyes, lobbies, nosotros. Recuerdos del día de mañana.Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.