Kobane es de las mujeres

Publicado el 08 febrero 2015 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

Soldados kurdos a la entrada de Kobane / GTRES

Hay un modelo para ser mujer en el mundo capitalista. Uno, por encima de todos. La mujer trabajadora que es a la vez madre. Y santa. A la vez guapa, sensible e intuitiva. No es un modelo de mujer autosuficiente. La mujer capitalista es una luchadora nata para su familia, entre lavadoras y trabajo precario. Pero no una luchadora de la libertad, de la igualdad, de la patria. Y cuando parece que ya no hay nada que hacer, que tras el canon de objeto sexual, ya no queda nada, Kobane nos devuelve otra realidad: sí hay otros modelos de mujer. ¿Cómo?

Las mujeres kurdas, como la otra mitad del pueblo, están muy organizadas. Su carácter democrático está marcado por la eterna lucha de formar parte del pueblo más grande del mundo que no tiene país. Las kurdas tienen desde ejército propio hasta agencias de prensa de mujeres y su presencia ha revolucionado la estructura del PKK, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, del que son ya el 30%. La verdadera lucha kurda no es contra el ejército turco, sino contra la estructura patriarcal que durante años les ha negado cualquier participación en la vida pública.

También destaca el papel del líder del PKK, Abdullah Ocalam, que siempre ha defendido que la revolución no es, no puede ser, sin la liberación de las mujeres. Ocalam siempre ha situado el feminismo como la prioridad absoluta de la lucha, porque “la dominación machista es el origen de todas las desigualdades que condenan al mundo”. “Una sociedad con mentalidad masculina es una sociedad débil. La mujer es necesaria en todos los estamentos”, declaraba a El Mundo una de las guerrilleras del YPG, las Unidades Femeninas de Protección. En la milicia, el 40% son mujeres.

Pero ojo, el éxito no va ligado al movimiento kurdo, sino a su ideología. En el Kurdistán iraquí se practica la mutilación genital femenina y es el único lugar del mundo fuera de África donde la ablación es habitual. En el Kurdistán turco, perviven los crímenes de honor ligados al conservadurismo de la sociedad. Es el movimiento laico el que se enfrenta a ambos y ha conseguido sustituir en Kobane la bandera del Estado Islámico (EI) por la de las milicias kurdas y árabes que han luchado en su liberación.

La clave del éxito de las kurdas en Kobane reside en dos tendencias: el feminismo de su bando y el machismo del contrario. Los yihadistas del ISIS, que las tratan como a simples esclavas sexuales, no esperaban en ningún momento toparse con un enemigo entre “los débiles” y ellas han sido su peor sorpresa. Las mujeres kurdas tienen muy claro que su papel en la resistencia es fundamental, como recuerda en El Diagonal Alan Kanjo, un realizador de origen kurdo. Pero ese paso sólo se da con el beneplácito de los hombres, excepción en Oriente Medio, donde la tendencia suele ser la de la negación. El respeto hacia sus compañeras ha sido fundamental en la victoria.

El mayor miedo de un yihadista es ser asesinado por una mujer. Según sus creencias, quien muere a manos de una mujer va directamente al infierno. En sus filas cunde el pánico. En el resto del planeta, debería cundir el ejemplo. Pero por el escaso espacio que ha ocupado la liberación de Kobane en los medios, todo parece indicar lo contrario. El PKK siguen estando considerado como banda terrorista por la UE, EEUU y Turquía, que ha sido incluso capaz de beneficiar al EI por no cooperar con las milicas kurdas.


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