Hace un par de semanas estuve en la isla de Koh Rong, en Camboya.
Ha sido mi primera escapada desde que estoy en Vietnam. Después de dos meses atrapado en Saigón tenía ganas de salir de la ciudad y despejarme pero no estaba para muchos gastos, así que me pillé un bus infernal de 10$ a Phnom Penh donde me encontraría con mi amigo Dani, buen compañero de aventuras con el que viajé a El Nido en Filipinas o Raja Ampat en Indonesia, antes de partir hacia la costa.
Era la primera vez que cruzaba una frontera internacional por tierra y no dejó de ser una experiencia curiosa. A medio camino todos los pasajeros entregamos nuestro pasaporte al copiloto del autobús junto con los 25$ que cuesta el visado a Camboya. Al detenernos en la frontera este salió corriendo para agilizar el trámite con los oficiales de inmigración y según íbamos llegando pasábamos uno a uno. El proceso fue bastante rápido, a los diez minutos ya estábamos en el lado camboyano subiendo al autobús para continuar la travesía.
En Phnom Penh me encontré con Dani y allí pillamos una furgoneta menos infernal a Sihanoukville por unos 10$ que tardó casi cinco horas en llegar a la costa. El plan era hacer noche allí y a la mañana siguiente temprano coger el ferry a Koh Rong, que está unos 25 km hacia el interior del Golgo de Tailandia. Queda muy cerca de Phú Quốc, una isla que en su día fue motivo de disputa territorial entre Vietnam y Camboya y a la que he ido en otras ocasiones.
Pillamos el ferry a través de la agencia Koh Rong Island Travel, situada cerca de la rotonda de los dos leones dorados, la principal referencia en Sihanoukville. Nos costó 5$ el trayecto de ida y vuelta. Doy los precios en dólares americanos porque a pesar de que Camboya tiene el riel como divisa propia es muy común el pago con dólares, a razón de 4 rieles por dólar.
El ferry tardó dos horas, que sumadas a las seis del autobús desde Saigón y las cinco de la furgoneta desde Phnom Penh se me hicieron interminables. Pero bueno, como he dicho no estaba para muchos gastos así que digamos que fue una escapada low cost en toda regla. Camboya es un país muy popular entre los mochileros que viajan por el sudeste asiático ya que los gastos de alojamiento, comida y transporte son ridículamente baratos.
Koh Rong tiene varias playas, aunque no hay carreteras interiores y sólo algunas de ellas son accesibles por ferry. Casi todo el mundo se dirige a la playa más popular, Koh Touch. Aquí se congrega la mayor oferta turística de la isla. Hay alojamiento en otras playas más solitarias, pero los hoteles son más exclusivos y están más orientados a escapadas románticas de lujo. Koh Touch, en cambio, es el destino perfecto para los mochileros ya que proporciona alojamiento barato y un ambiente animado por la noche.
Koh Rong se define como un destino turístico sostenible, en la medida en que se intenta que las construcciones no causen un gran impacto en el medio ambiente. Como consecuencia de ello, casi todas las cabañas están fabricadas con madera y hojas.
A mí personalmente esta política de desarrollo turístico me parece fantástica ya que a cambio de sacrificar algunas comodidades se consigue respetar la naturaleza y el ecosistema de la isla.
A cambio, no se dispone de agua potable, no hay electricidad por la noche ni ventiladores ni aire acondicionado y toca dormir con mosquitera.
Nosotros estuvimos alojados en los bungalows de Coco's, que están nada más salir del embarcadero y ofrecen precios bastante asequibles (entre 10-25$). Además suelen tener disponibilidad para reservar en el momento. No obstante, después de dar una vuelta por alrededor os recomendaría Treehouse, un resort de cabañas construidas sobre árboles en primera línea de playa y alejado del ruido nocturno. Un lugar perfecto para relajarse, leer un buen libro y disfrutar del mar. Quizás aquí si que tengan problemas de disponibilidad, por lo que mejor reservar con antelación.
El puerto y la mayoría de resorts quedan a un lado de la playa, por lo que el resto de Koh Touch está prácticamente desierto y se puede decir que el entorno es casi paradisiaco.
Además de tumbarse en el arena y tostarse al sol uno puede bañarse en sus aguas cristalinas y practicar snorkel. También buceo, ya que hay una escuela que alquila material y dispone de instructores para hacer inmersiones y sacarse la certificación PADI. Otra de las actividades recomendadas es alquilar una barca y hacer "island hopping" alrededor de Koh Rong. Dicen que hay un par de islotes que contienen templos budistas.
Por último, también se puede hacer trekking por el interior de la isla. Una de las rutas más interesantes es la que lleva de Koh Touch, en la parte sudeste de la isla, a Broken Heart Beach, localizada en la parte sudoeste. Es un trekking de casi una hora que requiere una buena forma física y calzado apropiado ya que es necesario trepar y escalar por las rocas. Afortunadamente, el camino está marcado con señales y en algunos puntos hay cuerdas fijas para ayudar en el descenso. Yo recomendaría también echarse bien de antimosquitos porque hay tramos en los que atraviesas la jungla espesa y al atardecer hay mosquitos rondando. No hay que preocuparse demasiado por la malaria ya que en principio no es endémica por la zona de Sihanoukville y las islas de alrededor.
Al descender por la otra cara de la isla llegamos a una playa virgen, Broken Heart Beach. Podría decirse que es una de las últimas playas salvajes de Asia junto con Bãi Sao (Star Beach) en Phú Quốc.
La arena es blanca y el agua es de color azul claro y tiene escasa profundidad, por lo que puedes caminar hasta el infinito. Simplemente hay que tener en cuenta que al tratarse de una playa salvaje nadie se encarga de limpiarla y todo lo que el mar deposita, allí se queda.
A un lado de la playa sobre unas rocas hay un resort con unas cabañas de madera. No parecía que en ese momento huviera ningún huésped por lo que no sabemos si estaba abandonado o simplemente cerrado en temporada baja. Le daba un aire aún más misterioso a la playa escondida.
Aunque el cielo no acompañaba el baño fue bastante agradable. Lo único que hubiera sido mejor ir por la mañana para no andar pendientes del reloj y que no se nos hiciera de noche para recorrer el camino de vuelta a Koh Touch, ya que con poca luz resulta imposible salir de allí.
Esa tarde no había más presencia en la playa que nosotros y un grupito de mochileros. El resto de la playa estaba completamente vacía. Dani grabó un vídeo que podéis ver a continuación.
Broken Heart Beach es un paraiso que tarde o temprano terminará explotándose con fines turísticos, aunque esperemos que se haga de acuerdo con esa política de sostenibilidad con el medio ambiente de la que hablaba antes.
Para finalizar hago una advertencia seria. Al tratarse de una playa virgen y poco frecuentada por personas, en la orilla hay multitud de sandflies o moscas de arena. Se trata de pequeños bichos apenas visibles al ojo y cuya picadura no se nota en el momento pero luego es tremendamente insufrible ya que durante una semana no deja de picar. El repelente antimosquitos no nos sirvió de nada y nos arrepentimos de no haber seguido las indicaciones de los locales, que recomiendan untarse el cuerpo con aceite de coco. Me hubiera salvado de estar toda la semana siguiente aguantando el molesto picor.
Quitando eso, la visita a Koh Rong fue bastante satisfactoria y recomendaría esta isla a aquellos que busquen un destino poco masificado, barato y accesible en el sudeste asiático.