Desde el sur de Serbia cogemos el autobús que nos llevará a Kosovo. Es este el país más joven de Europa, pues se proclamó independiente de Serbia el 17 de febrero del 2008, tras un duro bombardeo de la OTAN contra edificios gubernamentales de Belgrado. Las primeras elecciones se realizaron en Junio del 2010.
Tras cruzar unas suaves verdes colinas, llegamos a la frontera aunque hay algo que nos detiene, un grupo de militares están realizando un discurso. Rodeados de policía vigilando la zona esperamos un buen rato dentro del autobús hasta que se da por finalizada la conferencia. Creyendo que nos harían bajar para sellarnos el pasaporte, pasamos sin pena ni gloria por la frontera. ¡Que desilusión!
Tras unas tres horas de trayecto, llegamos finalmente a Pristina, la capital. Desde aquí tomamos un taxi al centro. Todo parece encontrarse en periodo de reconstrucción. Nos alojamos en el barrio turco junto al antiguo bazar en el Hotel Begoli. Un recepcionista muy servicial os ofrece habitación a muy buen precio, más bien parece una suite apartamento con jacuzzi gigante incluido. Nos comenta que de las 23 habitaciones hay 19 están llenas y que todas son así de grandes y que normalmente están a un precio mayor.
Al preguntarnos de donde somos le enseñamos nuestro pasaporte pero le comentamos que venimos de Catalunya, le hace gracia y le decimos que conocemos bien la historia de Kosovo y que comprendemos su lucha por la independencia.
Salimos a recorrer la ciudad, nos encontramos enseguida con el bazar y la mezquita Mehmet Fatih, construída en 1461 y convertida en iglesia en el periodo austro-húngaro y reconstruida de nuevo durante la Segunda Guerra Mundial. Al otro lado se encuentra la Torre del Reloj y el Gran Hammam.
Monumento dedicado a la Fraternidad y Unidad en Pristina.
Justo al lado hay las Mezquitas Pasha y Carshlad y visitmos el Kosovo’s Museum, donde se exhiben más de 5000 piezas desde el año 6000 AC. Se encuentra ubicado en un edificio clásico del periodo austro-hungaro y pintado de color amarillo.
Paseamos por el Boulevard Mena Tenezze y nos tomamos un capuccino. Aunque hace fresco, aun nos da los últimos rayos de sol en la cara. Hay muchas tiendas de vestidos de novia al estilo Mil y Una Noches.
Vamos un poco más allá hacia una explanada donde se encuentra el Grand Hotel y preguntamos a la gente en la calle donde podemos localizar el “New Born”. Este emblema dio fama mundial a la capital al proclamarse la independencia. Antes se encontraba pintado de amarillo y ahora esta representado con las banderas de los países que reconocen el Estado Soberano a excepción de los países que no aceptan la independencia como España, Grecia, Rumanía, Chipre, Eslovaquia, Rusia y Serbia, que aparecen en blanco sin pintar.
Como ya son las siete y está oscureciendo, nos acercamos a un restaurante turco, el Taksim, donde tomamos un doner y una especie de pizza alargada con queso y carne y cerveza de Peja. El señor que regenta el restaurante habla perfecto inglés y es muy educado, conversamos con el, nos dice que mañana juega el St.Germain con el Barça, que es el mejor equipo del mundo.
Nos quedamos charlando más rato con el y en materia politica nos comenta que Kosovo volverá a pertenecer a Albania en unos 15 o 20 años, que su padre fue primer ministro en la época del comunismo. Que les falta financiación para reconstruir la ciudad que no puede seguir sola durante mucho tiempo y que está seguro al 95% que así ocurrirá.
Nos despedimos de este peculiar hombre, nos desea feliz viaje por Kosovo y nos damos un último paseo por la ciudad. Se respira un aire tranquilo y de decadencia pero se nota las ganas de levantar la ciudad. Es este un lugar extraño, un poco tierra de nadie, pero lo que si que es cierto es que Kosovo acaba de surgir, de renacer, es el “NEW BORN”.