Había pasado mucho tiempo desde el último lp de los alemanes. Fue en 1981 cuando en plena vorágine del movimiento que ellos habían provocado, lanzaron al mercado, sentando cátedra, “Computer World”. Pasarían 5 años hasta que el grupo sacara su siguiente disco de estudio y el tiempo trascurrido evidencia un incipiente mal rollo entre los 4 miembros históricos de Kraftwerk. No se puede obviar que entre medias se anotaron otro clásico, como fue esa banda sonora creada para el Tour de Francia.
Si las obras de Kraftwerk tenían un concepto lírico, temático y también musical que impregnaba sus discos de arriba a abajo, con sus idas y venidas a la idea origen, lo que sucedió con este “Electric Café” es que la conceptualización solamente se verá en la cara “a” y la cara “b” parece más bien un pequeño ep de 3 canciones de claro sentido techno-pop (de ahí quizás su renombramiento), que más bien nos hace ver claramente que este disco son 2 eps unidos y que por ello la cara “a” puede que sea propiamente “Techno-pop” y la cara “b” “Electric Café”.
Y es que en la cara “a” el concepto claro es que la música no pare y que si no para, que siga sonando con techno pop. “Boing boom tschak” es la onomatopéyica apertura, en la que las notas de los teclados se ven claras sobre la percusión sintética de W. Flür. Aparte del reiterativo título del disco, se mete por ahí cosas como “pin” (lo cual me evoca a que algo te insista en que metas el pin a tu tlf. móvil; Kraftwerk, unos adelantados a su época) y algún chistado por ahí. Es cortita. No llega a 3 minutos y deja el paso a la conceptual “Techno pop”, en la que los guiños al español aparecen claramente y en el que las melodías sintéticas por momentos son muy serias y solemnes. Ya se mezclan en las letras y partes vocales (a cargo de vocoders) la unión del título de la siguiente canción y ésta, que ya he mencionado unas líneas más atrás. Aquí Kraftwerk hacen uso de ese vocoder que me recuerda vagamente a la voz del fallecido Papa Juan Pablo II, que ya utilizaron unos años atrás en “Numbers”. Esta canción casi mesiánica en algunas de las leves ideas que Kraftwerk siempre han transmitido directamente, nos avisa de que “la música ideas aportará y siempre continuará…”. Potente y rotunda es “Musique non-stop”, que pone fin a la primera parte del disco o cara “a” del vinilo. Esos sintetizadores tan atmosféricos y contundentes han sido tradicionalmente final de concierto del grupo en sus últimas giras. Es maravilloso poder deleitarse con su contundencia y la lógica aplastante de sus entramados sintéticos, mientras que se remarca el tema conceptual del disco, el cual solamente se ve en la cara “a” o primera mitad.
El disco en su día no fue recibido con excesivas buenas críticas y de hecho ha pasado mucho tiempo hasta que varias personas nos hayamos dado cuenta de su valía; de hecho, con algún compañero mío de trabajo, con el que solamente coincido en época navideña, por eso de que no tenemos el mismo turno y en esos días le obligan a cambiar, periódicamente mencionamos a este ítem de Kraftwerk y sobre todo ciertas marcas suyas como imitar los sonidos de “Boing boom tschak” o los “quizás” o “a lo mejor” de “Sex object”. No obstante, muchos lo siguen viendo o escuchando con desconfianza.
Lo siguiente del grupo sería el “The Mix” de comienzos de los 90 y la salida de Flür y Bartos, con lo que se acabarían los Kraftwerk clásicos. Este disco de portada a base de un dibujo boceto de las 4 cabezas de los Hütter, Schneider, Bartos y Flür, quizás hubiera gustado más a los fans añejos si se hubiera englobado a todo el disco con el carácter o idea de la 1ª mitad. Es decir, que si “Musique non-stop” se hubiera situado al final del disco, quizás hubiera ayudado a que la obra no fuera tan extraña en su concepción partiendo de lo hecho en otros casos como “Trans-Europe Express” en el que se empezaba y finalizaba con sonidos parecidos.
En todo caso, estimo que tal como está concebido el disco es interesante. Da la impresión de escuchar 2 obras distintas, 2 eps que no sé si serán muy complementarios, pero que son resultones. Primero pasas por la suite compuesta por los 3 primeros temas y luego te metes en un mundo más cercano al pop electrónico, pero con el sello y personalidad evidente de Kraftwerk, que nunca violaron su espíritu y como mucho ofrecían cosas como estas dispuestas como antepenúltimo y penúltimo capítulo de esta obra, a semejanza de un “The model” del “The Man-Machine” o “Showroom dummies” del “Trans-Europe Express”. No se “retiraron” del material nuevo de estudio los Kraftwerk clásicos por la puerta grande, pero sí que lo hicieron de forma bastante digna, o al menos así lo creo yo.
Esta semana podrán escuchar a las 23.00h el miércoles en RUAH y una hora después en &radio la 2ª parte del Especial Alaska Y Dinarama que hicimos en directo un sábado por la tarde hace ya un tiempo.