Y no es como en el anuncio de colonia Tenemos chica nueva en la oficina... se llama pepita y es divina... No.
Ni se llama pepita ni es divina. Es un tiarrón como tres armarios, hiperactivo, ultra motivado y recién salidito de la academia de spinning, o donde sea que salen los monitores de spinning.
Y con la teoría suspensa.
Yo no sé como los forman en las academias, pero la parte de psicología está poco trabajada.
Y claro, luego estos petisuis llenos de músculos llegan a los gimnasios de barrio, con su sonrisa profident y su barrita de proteínas, y pasa lo que pasa.
Que el chiquillo se piensa que venimos aquí a trabajar. Ay pobrecica, la criaturilla. Penica que da.
A ver como se lo explicamos ahora...
A un gimnasio de barrio, salvo que estés zumbado del ala por el culto al cuerpo, no se va a por un cuerpo danone... no hombre, que ya no estamos para eso.
Los cuerpos danone son para la tele. Los de spinning del barrio somos cuerpos-escombro, llevados con la mayor de las dignidades, ojo.
No vamos a sudar, ni a afinar este músculo de aquí o reducir esta cosita de allá, no. Vamos a callar las conciencias, a compensar el torrezno, a aliviar las cervezas.
Si total, este año tampoco desfilamos en Cibeles. Para qué queremos nosotros meter el culo en una talla 32.
Nosotros queremos mantenernos, eso sí. Equilibrar las galletas, los chocolates con churros del domingo y las cervezas. Mantener la talla, sea la que sea, inamovible. Y comernos cosas #gordor sin que supongan una amenaza a las costuras de nuestros vaqueros.
Esto será poco a poco, de momento ya ha entendido la parte de deja de gritarnos como si esto fuera el ejército, luego ya iremos hablando de todo lo demás... Lo mismo le llevo un par de estos para que se piense si prefiere las barritas proteicas de alpiste o le motiva más un kürtöscalàc húngaro de esos que le he asaltado a Bea de Sweet cookies by Bea para el #asaltablogs de este mes.
Harina de fuerza, 400 g [importante que no sea una harina floja]
Levadura seca de panadero, 5 g
Aceite de oliva suave, 50 ml [40 g]
*Si no eres intolerante a la lactosa, puedes usar leche normal, no hay ninguna diferencia **Nota para intolerantes: La lactosa de la mantequilla es residual y casi todos podemos tomarla sin problemas. Si no es tu caso, existen mantequillas sin lactosa en el mercado MODUS OPERANDIChocolate negro para fundir, 100 g
Antes de empezar, podemos dejar preparada la crema pastelera, porque necesitamos que enfríe para poder usarla.
Para hacerla de modo tradicional, puedes ver aquí como se hace. Para hacerla en Thermomix, se meten todos los ingredientes en el vaso, se mezcla bien al 6, y se deja a 90ºC, 7 minutos, velocidad 3. Al final se pueden añadir un par de minutos más si queremos algo más de espesor.
La metemos en la manga pastelera, ponemos una pinza encima de la boquilla para que no se salga ni haga costra, y reservamos.
Y vamos con la masa.
En un bol ponemos la leche, el aceite y el huevo, y lo batimos hasta integrarlo. Sobre esta mezcla echamos la harina, el azúcar, la levadura y la sal, y lo mezclamos todo con una rasqueta hasta que los líquidos se absorban.
Volcamos la masa en la encimera, y la amasamos hasta que tengamos una bola de masa elástica y firme. La metemos de vuelta al bol, la tapamos con papel film y dejamos que leve hasta doblar su volumen [tardará más cuando más calor ambiente tenga].
Una vez esté levada, la sacamos del bol y la desgasificamos con cuidado. Formamos un cilindro alargado con la masa y cortamos 16 porciones [la masa por la mitad, cada mitad de nuevo en dos...]. Es una forma fácil de dividir una masa en porciones igualadas.
Dejamos que descanse la masa 5 minutos antes de seguir. En este momento, podemos untar los moldes de canutillo con aceite, para que la masa se despegue bien cuando esté cocida.
Cogemos una porción, y la estiramos haciéndola rodar por la encimera hasta tener un churro largo de masa. Lo enrollamos sobre un canutillo, con la precaución de que el comienzo y el final de la masa queden del mismo lado, así podremos dejarlos en la parte de debajo y no se abrirán en el horno.
Y los vamos colocando en la bandeja de horno, dejando un poco de separación entre ellos.
Los horneamos a 200 ºC unos 9-10 minutos [un poco más si han salido gorditos], aunque no dejes de vigilarlos, en cuanto estén ligeramente dorados los sacamos, retiramos el canutillo y los dejamos enfriar en una rejilla.
Una vez fríos, sólo nos queda rellenarlos con crema pastelera [o nata, o un curd de fruta... o no rellenarlos si no nos apetece] y acabarlos con chocolate fundido con un poco de mantequilla para darle brillo. O con azúcar glas. O con azúcar y canela. O mermelada...