L'epi Boulangerie, una panadería artesanal, detenida en el tiempo...

Publicado el 24 agosto 2014 por Rache Rache Sinneloschen @DesBulimique
Bruno Gillot y Oliver Hanocq tuvieron la magnífica idea de traer un poco de Francia a Buenos Aires. Inspirados en recetas tradicionales y continuando prácticas como la fermentación natural del pan, convirtieron sus dos tiendas en símbolos inequívocos del buen gusto culinario. L'epi no es una panadería como las que estamos acostumbrados a ver, por más variedades de panes o pastelería que tengan. De hecho, creo que es su principal diferencial, ya que al contrario de lo encontramos en los barrios menos céntricos, sus preparaciones tienen más gourmet y más complejidad de lo que estamos acostumbrados a tomar de desayuno. Y particularmente creo que no debería ser así.Los sabores, como los franceses bien quieren inculcar a todos los que se cruzan con ellos, deben ser tantos, tan armónicos y tan complejos como se pueda, para cada una de las comidas que se tome.L'epi hace exactamente eso, y comerse un pan con una sopa, o un té o café con medialuna, adquiere un nuevo sentido.

En la misma página ellos explican que la Boulangerie nació como una especie de proveedor exclusivo de panificados para hoteles y restaurantes de primera clase, por lo que desde la presentación, la textura y el equilibrio de sabores son dignos del mejor Bistró bonaerense.


Los panes de parmesano y de aceitunas negras estaban exquisitos, pero son del tipo de panes a comer con comidas con mucha salsa o líquido propio, sopas o para untar (con crema al verdeo, patés, escabeche...), particularmente creo que no son tan buenos para sandwiches o quesos en todas sus presentaciones, salvo que se unte con otra cosa más acuosa, debido a que son bastante secos.

Luego pasamos a la pastelería, pues era de tarde (merienda) y teníamos realmente ganas de dulce.En ese momento había sólo dos especialidades, y el Pain au Chocolat, como pseudo-ícono del Puff Pastry francés (entiéndase, especialidad de masa básica, cocción rápida, relleno simple y conservación fácil), era justo lo que esperábamos: la textura superficial costrosa, crocante, la masa porosa y esponjosa, suave a la mordida sin ser muy elástica, y el chocolate amargo contundente, con un aroma que lo abarcaba todo. No creo que haya sido su mejor preparación, pero estaba por sobre el promedio de otros lugares, como Martinez (que además adjudica su creación a los alemanes (?))

Y finalmente la especialidad de la casa: Croissant aux Amandes. La sublime combinación de la masa, de una ejecución fina, suave y texturada, ligeramente húmeda por el mismo relleno e intensificada por el dorado de la capa superior, espolvoreada con azúcar impalpable sobre un ligero bálsamo de almíbar o manteca (no supe diferenciarlo), con el relleno de Almendras, con la justa textura de pastosidad y acuosidad, de modo que a cada mordida en vez de quedarse entre los dientes o bajo ellos, se expandían con el resto de la masa hasta dominar con su sabor, eran la gloria. No aptos para débiles de panza, es un pequeño capricho a concederse cada vez que pasen por Recoleta [Montevideo 1567] o Chacarita [Roseti 1769], un lugar que no admite decepciones ni remordimientos.

Nos acompañaron en esta merienda varias aves, felices de recibir miguitas saborizadas en abundancia sin haber colaborado con los AR$ 70,00 que nos costaron los panes :D


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