Tras L’Auberge. Un hostal en los Pirineos, los habitantes de Fogas vuelven a cobrar vida en esta chanson d’amour divertidísima.
Cuando Stephanie le atiza a un extraño con una baguette seca, no se da cuenta en principio de que ha atacado al nuevo propietario de la épicérie del pueblo. Fabian, el exiliado parisino que ha venido a encargarse de la pequeña tienda, no despierta muchas más simpatías cuando decide que lo que necesita Fogas es un comercio moderno y exquisito. Incluso pensará en tirar la toalla, pero otro golpe, este de amor, le retendrá en la pequeña localidad de los Pirineos franceses.
Stephanie, sin embargo, está demasiado ocupada para l'amour. Trabaja en l’Auberge y al mismo tiempo está levantando un huerto orgánico, pero hacer realidad su sueño está acabando con ella. Ni siquiera se da cuenta de que su hija anda preocupada. Un siniestro forastero se está paseando por el pueblo y Chloé no sabe a quién acudir. Su única esperanza es que alguien acabe por escuchar sus gritos pidiendo auxilio...
Lo inesperado se encuentra a la vuelta de la esquina en Fogas...
El día que Fabian Servat decidió regresar a Fogas, donde pasaba sus vacaciones cuando era un niño, no se imaginaba que se daría de bruces con una barra de pan duro como una piedra, ni que su agresora seria una mujer tan especial como Stephanie. Desde el primer momento Fabian tiene que enfrentarse a la desconfianza de los vecinos de Fogas, en concreto de su tía Josette, que no esconde su malestar por su presencia ni por su proyecto de convertir l’épicerie que ha regentado durante décadas en un moderno e eficiente supermercado-cafetería. Fabian no entiende que en Fogas los cambios no son bienvenidos y que se haya enemistado con Stephanie le convierte en una persona non grata.
Para Stephanie, el encuentro con el desconocido parisino no es más que el fin de su sueño de montar un invernadero para mejorar su vida y la de su hija Chloé. Aun así, no se deja llevar por el desánimo y sigue adelante con su proyecto. Está acostumbrada a las dificultades, es madre soltera, ha dejado atrás un pasado doloroso, se mata trabajando sin descanso, pero sabe que tarde o temprano conseguirá lo que realmente desea: Hacer sonreír a su hija e inaugurar su centro de jardinería en Fogas, donde ha aprendido a ser feliz de nuevo.
Nos volvemos a encontrar con los habitantes de la comunidad de Fogas, con sus peculiaridades, sus excentricidades, su generosidad y sus defectos. Esta segunda parte se enlaza con la primera, L’Auberge. Un hostal en los Pirineos, justo cuando Lorna y Paul inauguran su hotelito con encanto, pero en este caso Stephanie es la que toma el testigo con su propia historia. Llegamos a conocer un poco más a fondo algunos personajes, como Annie Estaque, decidida a guardar el secreto sobre la identidad del padre de su hija Véronique, nos reencontramos con el grandullón y adorable Christian Dupuy, su toro Sarko y su madre que sigue quemando todo lo que cocina y unos cuantos más. Sin embargo, la que más protagonismo cobra en esta novela es Josette y por supuesto volvemos a encontramos al escurridizo Jacques.
Esta pareja es la que más me ha emocionado porque pese al tono de comedia que tiene gran parte de la novela, la historia de los dueños de l’épicerie y las circunstancias que tienen que vivir me entristecían, siempre juntos pero inexorablemente separados, lo que me dejaba un regusto agridulce.
Y entre todos esos personajes conocemos a Fabian, el último en llegar, y como suele pasar, el que destaca como una mosca en un plato de leche. No es un protagonista que enamore por su físico, altísimo, escuálido, más bien resulta irresistible por su personalidad y sus cualidades: tímido, inseguro, algo patoso pero también dulce, tierno y muy generoso. Me ha parecido un protagonista irresistible por sus defectos, me enternecía cada vez que metía la pata sin querer con su tía Josette, sin entender donde se equivocaba.
Chloé sigue con su sueño de convertirse en acróbata, para disgusto de su madre. La pequeña se convierte en un catalizador para que Fabian y Stephanie se vean las caras más de una vez.
Si bien estos dosson la pareja protagonista de la novela, la historia se compone de diferentes pequeñas tramas que se van entrelazando unas con otras, sin obstaculizarse ni enredarse. En esta segunda entrega no hay tantas intrigas entre vecinos, pero sí que vemos el lado más humano de la comunidad.
Creo que no es nuevo, me gusta mucho el estilo de Julia Stagg, es fresco, ligero, con el fin de entretener y aunque en esta historia se acerque a un tema que podría dar un toque de drama, sabe abordarlo con tacto, sin perder la identidad tan peculiar de sus personajes. Una vez más consigue llevar al lector hasta los habitantes de Fogas, una gran familia algo obtusa al principio hasta que se llega a su corazón y una vez allí ya no puedes salir.L’épicerie. La pequeña tienda en los Pirineos es una deliciosa comedia que nos convence de que nunca hay que renunciar a los sueños por muchos obstáculos que se nos pongan por delante. Estoy deseando leer la siguiente entrega y cruzo los dedos para que sea la historia de Christian y… ¿Véronique?
Para mi gusto, muy recomendable, más aun en estas fechas de lecturas relajadas durante las vacaciones.