Justo entre un robledal y un pinar, y con la imponente sierra de Guadarrama como fondo, encontramos las ruinas de la Abadía de Santa Mª de la Sierra. Llevan silenciosas en este paraje segoviano desde el siglo XII, aunque desde hace poco más de un año se puede oír de fondo el traqueteo de un taller textil tradicional
Ruinas de Santa Mª de la Sierra, en Segovia. Foto: Belén Valdehita
En el término municipal del bello pueblo segoviano de Collado Hermoso, y tras un agradable paseo de poco más de un kilómetro, llegamos a las ruinas románico-góticas del que fuera el monasterio cisterciense de Santa Mª de la Sierra. Inicialmente perteneció a la orden de Cluny, pero posteriormente pasó a depender del Cister.
Hoy en día permanecen casi ocultas entre la naturaleza, y se encuentran totalmente rodeadas por una valla que evita el acceso. Para poder ser visitadas por dentro hay que acercarse al restaurante “La Matita”, en Collado Hermoso, y concertar allí una visita. De la iglesia se mantienen en pie parte de la fachada, tres naves, dos portadas, los restos de un rosetón y algunas ventanas y capiteles. Lo suficiente para hacernos una idea de cómo era este monasterio en su momento de mayor esplendor. En el año 1931 todas estas ruinas fueron declaradas Monumento Histórico Artístico.
Abadía de Santa Mª de la Sierra, en Collado Hermoso. Foto: Belén Valdehita
El entorno natural de Santa Mª de la Sierra es espectacular. Desde luego los monjes de la Edad Media sabían escoger los emplazamientos de sus monasterios y abadías. Nos encontramos en las estribaciones de Somosierra, con el telón de fondo de la Sierra de Guadarrama. El escenario está integrado por verdes montañas cubiertas por robles y pinos y grandes zonas de prados arbolados, desde donde parten infinidad de rutas para disfrutar de la naturaleza.
El pueblo de Collado Hermoso
A 21 kilómetros de la ciudad de Segovia, y junto a la carretera N-110, el pueblo de Collado Hermoso hace honor a su nombre. Se encuentra enmarcado por parajes tan bellos como Somosierra, el Arroyo de Valdegollada, la Mata del Pirón o la Cañada Real Soriana Occidental, también llamada en este tramo Vera de la Sierra.
Abadía de Santa Mª de la Sierra, Segovia. Foto: Belén Valdehita
En Collado Hermoso, además del Monasterio de Santa Mª de la Sierra, no hay que dejar de visitar la Iglesia de San Nicolás de Bari. Cuenta la localidad con dos buenos restaurantes, La Ta-Berna y el restaurante La Matita, donde degustar platos tradicionales segovianos como los judiones, el cochinillo asado, el cochifrito, el asado de cordero o el ponche segoviano. También hay una panadería donde comprar delicioso pan y bollos caseros. Respecto a la oferta de hoteles en Collado Hermoso, está integrada por el Molino del Río Viejo y el Hotel Fuenteplateda.
Un taller textil como los de antes
Junto a las ruinas del Monasterio de Santa Mª de la Sierra se ha puesto en marcha un taller textil tradicional. En él varias mujeres tejen piezas únicas, como mantas de alpaca, ruanas de seda o manteles de lino, todo ello a golpe de pedal y con lanzadera, como antaño.
El Proyecto Ábbatte, junto a Santa Mª de la Sierra. Foto: Belén Valdehita
El edificio donde se ha instalado este taller textil es de una sola planta, y se realizó en madera de pino y zinc, para que quedase totalmente integrado tanto con el entorno natural como con los restos de piedra de la abadía.
Este singular proyecto, denominado Ábbatte, fue puesto en marcha por Elena Goded, que era profesora titular y directora del curso Taller de Artesanía Textil en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ella y su marido adquirieron en el año 2005 las ruinas del Monasterio de Santa Mª de la Sierra, y se encargaron de poner fin al deterioro de esta joya románica, un proceso que duró cinco años. Posteriormente fundaron Ábbatte, un proyecto que pretende recuperar los trabajos realizados a mano. Sin duda se trata de una buena iniciativa para que Santa Mª de la Sierra pueda perdurar y mantener su ambiente romántico, casi mágico, en la sierra segoviana.
Ruinas de Santa Mª de la Sierra, en Segovia. Foto: Belén Valdehita