La mayoría de los medios de comunicación portugueses y españoles ocultan o restan importancia a la abstención masiva del electorado portugués en las elecciones celebradas el domingo 23 de enero, en las que fue reelegido el actual presidente, el conservador Anibal Cavaco Silva. Ese silencio es una conspiración para ocultar la crisis profunda del sistema.
La elevada abstención, del 53,3 por ciento del electorado, es una verdadera tragedia para la democracia portuguesa, que ni siquiera es capaz de convocar a la mitad de sus ciudadanos con derecho a voto, y también una bofetada de los ciudadanos a su actual gobierno socialista, que ha conducido el país hacia la ruina y el fracaso, y, en un segundo lugar, a toda la casta política, cuyo prestigio, como en la vecina España, también está por los suelos.
La abstención fue la gran protagonista de las elecciones presidenciales, en las que Anibal Cavaco Silva resultó reelecto para un nuevo mandato de cinco años, con el 52.9 por ciento de los que votaron, no del electorado, como afirman la mayoría de los medios, engañando así a la opinión pública.
La democracia portuguesa, casi tan degradada e indecente como la española, cuenta, a partir de ahora, con un jefe del Estado al que han elegido uno de cada cuatro portugueses, todo un descrédito para su persona y para el sistema.
La mayoría de los medios de comunicación, vinculados al gobierno y a los grandes partidfos con alianzas indecentes que impiden el deber de informar a la ciudadanía con independencia y veracidad, ocultan hoy la tragedia de la abstención masiva de los portugueses ante las urnas, signo claro del desprestigio de la clase política y del sistema mismo, el cual, como ha ocurrido en España, hace mucho que dejó de ser una democracia para convertirse en una sucia dictadura de partidos.
Lo sorprendente y deplorable de la situación postelectoral portuguesa es que al sistema parece que le da igual la abstención masiva, síntoma claro de la rebeldía ciudadana y del desprestigio del sistema y de la casta política. El electorado portugués ha dado la espalda a la farsa electoral, a la que los políticos llaman "fista" electoral, pero los políticos, con la ayuda de los medios de comunicación sometidos al engaño y al poder, hacen todo lo posible para olvidarlo y manifiestan que Cavaco Silva ha obtenido la mayoría del sufragio.
El caso de Portugal, un ejemplo para otros pueblos indignados, demuestra el hartazgo de los ciudadanos ante una casta de políticos deplorable e incapaz de gobernar con justicia y decencia. El escenario portugués, que es en esencia un rechazo ciudadano a la corrupción y al abuso de poder, se repetirá por todo el mundo, adoptando diversas formas de lucha, hasta que los parásitos sean derrotados y la verdadera democracia sea instaurada.
La lucha por la verdadera democracia y la rebeldía frente al poder inicuo de los políticos profesionales será la clumna vertebral del siglo XXI.
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