María Moliner fue una de las mujeres más destacadas de las letras españolas del siglo XX. Su diccionario fue texto de consulta para muchos estudiantes y la colocó a las puertas de la Real Academia de la Lengua. Podría haber sido la primera mujer en ingresar en la institución pero su naturaleza femenina y el hecho de no haber cursado estudios reglados de filología fueron algunas de las razones por las que no pudo disfrutar tal honor. El tiempo le daría el merecido reconocimiento.La pasión por las letrasMaría Juana Moliner Ruiz nació en la ciudad zaragozana de Paniza en 30 de marzo de 1900. Su padre, Enrique Moliner, era un médico rural con el que se casó Matilde Ruiz, madre de María y con la que tuvo dos hijos más. María vivió escasos dos años en su pueblo natal ya que en 1902 la familia Moliner se trasladó a vivir a Soria y después a Madrid. Fue en la capital donde la pequeña María y sus hermanos ingresaron en la Institución Libre de Enseñanza. Ya entonces empezó a mostrar un gran interés por las letras. En 1915, María, sus hermanos y su madre volvieron a Aragón para rehacer su vida tras el abandono de su padre quien un año antes se había marchado a Argentina. En Zaragoza, María continuó sus estudios como alumna del Instituto General y Técnico donde terminó el bachillerato en 1918.Ya entonces María empezó a colaborar como filóloga y lexicógrafa en el Estudio de Filología de Aragón mientras seguía estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza en la que se licenció en Historia en el año 1921. María no tuvo nunca una titulación oficial en lexicografía ni filología pues eran especialidades que no se cursaban en la Universidad de Zaragoza. Este hecho estaría siempre presente en su evolución como profesional.Rodeada de librosYa licenciada, María consiguió por oposición una plaza en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y fue destinada al Archivo General de Simancas, primero, y a Murcia y Valencia después. En 1925, cuando se encontraba trabajando en Murcia, María conoció al que sería su marido, Fernando Ramón Ferrando y con el que tendría cuatro hijos. Su experiencia en los distintos archivos y bibliotecas en los que María trabajó le dieron un amplio y rico bagaje que plasmó en varias publicaciones dedicadas a la biblioteconomía y a la archivística. Después del paréntesis que supuso la Guerra Civil, María y Fernando se establecieron en Madrid donde María siguió trabajando como bibliotecaria y posteriormente como directora en la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid donde estuvo trabajando hasta 1970.Su diccionarioEn aquellos años de la posguerra española, su hijo Fernando le trajo de París un libro que cambiaría su vida profesional. Se trataba del Learner’s Dictionary of Current English de A. S. Hornby. Ese diccionario inglés, junto con las deficiencias que había detectado en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, fueron razones suficientes para pensar en la posibilidad de elaborar ella misma su propio diccionario de español. Su osado proyecto se fue fraguando entre las paredes de su propia casa y tras largos años de trabajo, María firmó en 1955 un contrato con la editorial Gredos para su futura publicación.Su diccionario de uso del Español, publicado por primera vez en 1966, aportó novedades importantes respecto del DRAE, como la incorporación de términos no admitidos por la RAE o ejemplos de gramática y sintaxis de gran utilidad pedagógica. Los últimos años de su vida los pasó al lado de su marido enfermo, quien falleció en 1974. Por aquel entonces, ella misma había empezado a sufrir los primeros síntomas de una arterioesclerosis cerebral que la obligó a irse retirando paulatinamente de la vida intelectual hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1981.María Moliner estuvo a punto de convertirse en la primera mujer que ingresara en la Real Academia Española cuando fue propuesta para su ingreso en 1972. Pero finalmente su candidatura fue rechazada, muy probablemente por no haber recibido una formación universitaria directamente relacionada con la filología y por su condición de mujer. Tendrían que pasar unos años más para que la institución aceptara a una profesional entre sus miembros.