La afanosa búsqueda de metales

Publicado el 21 septiembre 2017 por Monpalentina @FFroi
Dada la orografía de la América hispana la afanosa búsqueda de metales, se destaca como un componente importante de la titánica aventura del Descubrimiento. Lean si no este párrafo de Fernando Belaúnde con ocasión de su toma de posesión como Presidente de Perú (Luis Calvo, junio de 1963):


"En Europa no pueden tener una idea plástica de la magnitud de la epopeya española en América. Yo conozco mi tierra peruana palmo a palmo, cerro a cerro, villorrio a villorrio. La he recorrido a pie y a caballo, y he podido medir como nadie el esfuerzo ciclópeo de los conquistadores y colonizadores que tomaban rutas desconocidas y nunca exploradas. A mí, detrás de un pico de los Andes, me esperaba un pueblo, y yo iba, por allí a recibir sus aplausos y su cariño. Pero a los españoles, ¿qué les esperaba? El misterio, la adversidad, la lucha, la muerte. Nunca estaban seguros de que habían de regresar a su punto de partida. Yo puedo imaginarme lo que aquello debió ser. Es difícil formarse una idea de lo que es la cordillera andina. Algo cósmico. Allí, a tres mil, a cuatro mil, a cinco mil metros de altura, los españoles construían ciudades, las ciudades barrocas de la colonia. Y allí trabajaban en las minas. Hacían iglesias en los palacios incáicos y en los nichos trepezoidalescolocaban, como si fuesen hornacinas, las imágenes de sus santos. ¿Saben ustedes que no hay mina en los Andes donde no queden huellas de los trabajos allí hechos por los españoles? ¿Se sabe, acaso, los puentes, los acueductos, los caminos que trazaron?."
Si quieren entrar en calor, después de este escalofrío andino, contrasten lo leído con lo que otro peruano, el novelista Vargas Llosa, escribía recientemente (El País, 26 de febrero de 1984).
"La colonia... significó el oscurantismo religioso, la Inquisición, una censura que llegó a prohibir un género literario -la novela- y la persecución del impío y del hereje, lo que quería decir en muchos casos, simplemente, la del que se atrevía a pensar. La colonia significó la explotación del indio y del negro, y el establecimiento de castas económicas que han pervivido, haciendo del Perú un país de inmensas desigualdades".

¿Se puede, honestamente, pensar que sólo significó eso? ¿Por qué se empeñan en enunciar en tópicos y en falacias lo que fue un hecho histórico singular e irrepetible, un hecho único, que está por ver -y no se verá nunca- si alguna otra nación lo hubiera realizado mejor que España?
Como metalurgo estoy especialmente sensibilizado hacia la torpe metáfora que se enuncia como sed de oro, porque me parece la gran coartada con la que tratan de desvirtuar la portentosa aventura del descubrimiento aquellos países a los que no correspndió protagonizarla y estuvieron "a resultas". Imagínense que, de verdad, las Indias hubieran tenido tanto oro y tanta plata fáciles y abundantes como acaso soñaron algunos aventureros. Saturadas las cortes y su nobleza, satisfecho el culto, arruinado el especulador, ahogada la codicia en la intrínseca inutilidad de esos metales, el Descubrimiento no se hubiera detenido porque todo lo demás eran tan grandioso y tan nuevo y se conocía con tanto sufrimiento que los conquistadores hubieran seguido gozando de su porfía con la fortuna y con los dioses.
No hubo nada nuevo en el afán minero de los conquistadores y sus hombres, era lo que la humanidad de entonces llevaba haciendo hacía miles de años, y lo que la actual sigue haciendo en todos los continentes y ya está pensando en trasladar su afán a los astros y al fondo de los Océanos. La llamada colonización española no tuvo nada que ver con el colonialismo todavía vigente en la explotación de recursos naturales.




Felipe Calvo, humanista palentino. 
Ensayos y escritos en "Curiosón".