La "affluence" y la Infanta

Publicado el 10 febrero 2014 por Cronicasbarbaras

La Infanta Cristina de Borbón tendría más suerte con su imputación por presunto fraude fiscal y blanqueo de capitales si fuera estadounidense, aunque como en EE.UU. no hay títulos nobiliarios le bastaría con ser rica.

El sistema de justicia estadounidense es uno de los más sofisticados del mundo y, por tanto, uno de los más manipulables cuando se saben encontrar sus debilidades.

Como en el caso del texano Ethan Coach, de 17 años, que a finales de 2013 mató conduciendo borracho a cuatro personas, y para el que sus abogados supieron crear un fabuloso atenuante, la “affluence”, esto es, la opulencia, la riqueza.

La tesis de la defensa de Ethan fue que había pasado su vida sin conocer exigencia alguna, sin límites para los caprichos que sus riquísimos padres le concedían sin medida, por lo que al enfrentarse con la vida real era más una víctima de la “affluence” que culpable de cualquier delito.

Esa fue la idea que apoyó esta última semana la jueza blanca Jean Boyd, que envió al chico, también blanco, a un centro de rehabilitación, y no a una prisión de menores, como hace con numerosos jóvenes pobres, preferentemente negros, con delitos menos graves.

La defensa presentó el dictamen de un psicólogo inspirado por la imaginativa película de John de Graaf, de 1997, “Affluence”, que aplicó por primera vez ese concepto para criticar el consumismo y la pérdida de valores en EE.UU.: ficción cinematográfica como anticipación social, psicológica y jurídica.

Oyendo a los abogados de la acusación particular que asistieron a la declaración de la Infanta ante el juez Castro se diría que también ella podría haber vivido engañada por esa “affluence”, tanto por nacimiento como por matrimonio con un tipo generoso y sensible cortesano.

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