Si pides consejo a la nueva abuela, te dirá que debes beber mucho líquido, sopa templada y agua y si sigues tu instinto lo primero que querrás comer serán hidratos de carbono y grasas. Muchas madres reconocen que después del parto, tienen un gran antojo por jamón serrano y otros embutidos o derivados del cerdo.
Todo esto tienen un por qué, pues nuestro propio instinto de supervivencia unido al instinto maternal que desarrolla la madre tras el parto, provoca que queramos alimentarnos de aquello que más falta nos va a hacer. Pero hay que matizarlo y unirlo a una correcta alimentación, que quieras comer una hamburguesa no quiere decir que sea lo más adecuado durante la lactancia por su alto contenido graso.
CONSEJOS PARA UNA BUENA ALIMENTACIÓN
Debes aumentar el consumo de
- Proteínas (leche y derivados, carne de pollo y pescado, huevo y legumbres).
- Vitaminas y minerales (fruta, verdura, patatas y cereales)
- Agua. Los beneficios los notarás al aumentar la cantidad de leche producida que hará que el bebé esté mejor alimentado. Así como tu piel, que estará más luminosa e hidratada.
Recuerda controlar tu apetito, no comas en exceso. Debes cuidar la calidad de los alimentos y la cantidad. Cierto es que debes aumentar la ingesta de alimento pero siempre dentro de unos márgenes lógicos, pues muchas madres después del parto sufren ansiedad que las lleva a consumir una cantidad de alimentos exagerada.
Debes evitar o eliminar de tu dieta y de tus hábitos:
- Las grasas saturadas y el exceso de azúcares.
- La sal y el café
- Las frituras, los productos de pastelería industrial y los alimentos picantes.
- Grasas saturadas, azúcares, sal y café.
- El tabaco, el alcohol y sustancias estimulantes.
- La falta de ejercicio. Vamos anímate a dar un paseo, sal a la calle y poco a poco recupera tu actividad física habitual.
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