Rescato esta noticia publicada en febrero de este año por Heraldo de Aragón, en la que se describe la situación de este palacio, cuyos exteriores son utilizados como aparcamiento por las personas que allí trabajan. En pocos sitios se puede ver una joya histórica con un aspecto tan deplorable, y aún más reprochable es que la mayoría de los propietarios de esos vehículos son quienes más ejemplo deberían dar del uso del transporte público, pues son ni más ni menos que diputados de las Cortes de Aragón. Otra cosa más sobre la que reflexionar.