Todos tenemos sus colaboraciones para ingresar dinerito por los cliqueos, miles para unos céntimos pero eso es otra historia.
Mientras los medios no reacciones usando las propias armas que pueden hoy usar, no pasará nada. Eso si dormirse puede demorar mucho alcanzar al nuevo líder.
Por el momento, Google TV es sólo un anuncio. El que ha realizado el consejero delegado de Google, Eric Schmitd, tras firmar un acuerdo con Sony, Intel y Logitech para desarrollar el proyecto. Pero puede cambiar el panorama televisivo, dejando sin sentido señas de identidad como las cuotas de pantalla y los programas de máxima audiencia. Y, aún más importante, puede dar un vuelco radical a la financiación de las cadenas y sus fuentes publicitarias, como ya lo ha hecho Google News con el periodismo escrito, en una más que difícil convivencia con los editores que culpan al buscador de parasitismo por utilizar sus contenidos indiscriminadamente para su negocio de publicidad.
¿Qué pretende ser Google TV? Según el vídeo explicativo difundido por la empresa, el televidente se sentará en su sofá y al encender su televisión tendrá un buscador que le permitirá seleccionar el programa o la película que desee. El buscador, como ocurre con el de Internet, le dará los resultados alojados en las webs de las cadenas, productoras y demás proveedores de todo el mundo que sirvan sus contenidos. El usuario sólo tendrá que elegir, pulsar y ver su programa favorito en el momento que le apetezca, programarlo o grabarlo.
Google dice que no tiene por qué haber conflicto con las televisiones, porque serán estas las que decidan los contenidos que ponen a su disposición, y si son gratuitos o de pago. Aunque muchos ponen en entredicho esa neutralidad. Para empezar, si Google TV triunfa, las plataformas que ofrecen televisión bajo el protocolo de Internet (IPTV) mediante banda ancha, como Imagenio, verían estrangulado su negocio. Aunque el cambio más importante sería que las cadenas convencionales dejarían de controlar el negocio web, todavía embrionario, pero clave en un futuro muy cercano, dejando que Google enlace sus programas y se lleve de paso un pellizco del pastel publicitario hasta ahora solo en sus manos.
Internet esta cada vez más presente en nuestras vidas, desplazando a la televisión. La aparición de los móviles inteligentes (smartphones), que permiten la navegación por la Red ha aumentado aún más ese dominio.
Por ejemplo, Internet ya supera en España a la televisión como el medio más usado. El último estudio de Mediascope Europe señala que los españoles se pasan 13,3 horas semanales navegando en Internet frente a las 13 horas que dedican a la televisión. Esa distancia crece aún más a medida que baja la edad de la población.
Google sabe que Internet es imparable y desea integrarlo de una vez por todas en la televisión. Para ello usará su infalible buscador Android que, a diferencia de otros como Windows de Microsoft o los que usa Apple (tanto en sus portátiles como en móviles), es abierto y gratuito y permite desarrollar todo tipo de aplicaciones. Esa característica le ha hecho un arma temible en los móviles. En 2009, Android multiplicó por seis su cuota de mercado en los smartphones. Y los nuevos modelos de miniportátiles y tabletas, expresamente desarrollados para Internet, están incorporando Android.
Para que Google TV sea un éxito hace falta que muchos fabricantes de televisores se unan al proyecto. Por el momento solo está Sony, aunque Google confía en atraer al resto. Y siempre queda la posibilidad de comprar un descodificador que permita ver Google TV en cualquier televisor.
El proyecto plantea dudas. El usuario es renuente a apilar más cajas en torno a su televisor o a comprar uno nuevo (los primeros valdrán en torno a los 625 euros) salvo que obtenga un beneficio palpable: ver gratis o a precio muy asequible sus programas favoritos El streaming -ver vídeos o escuchar música por Internet sin necesidad de descargarla- está calando cada vez más en los hábitos. La web musical Spotify o la de vídeos seriesyonquis.es son buena prueba de ese éxito. Pero es una ruina para los dueños de los contenidos. Spotify, que funciona con acuerdos con las discográficas, ha tenido que restringir su acceso por exigencia de los sellos. De la web de vídeos, que enlaza contenidos sin permiso, no reciben nada, y algunas cadenas han tenido que cambiar los horarios de sus series estrellas porque muchos internautas ya la habían visto por estas páginas.
En Google TV nadie asegura que, pasada la promoción, el televidente no utilice el buscador como una página de enlaces para llegar a sus programas favoritos a coste cero. ¿Por qué, por ejemplo, pagar por un partido de la Liga si se puede captar de una televisión asiática que lo emite en abierto?
La televisión es la principal destinataria de la inversión publicitaria (representa el 42% del total). En 2009, se destinaron 2.368 millones de euros, un 23,1% menos. Internet es el tercer medio preferido por los anunciantes (11,6% del total), aunque en el último año fue el único segmento que creció (+4,96%), según los datos de los expertos en publicidad IAB e Infoadex. El pastel es demasiado apetitoso para que Google no intente hincarle el diente. Aunque aún no ha dicho cómo compartirá la tarta publicitaria entre cadenas. Dice que lo está estudiando. Que vayan afilando los cuchillos las cadenas.