Su ingesta aporta nutrientes importantes, por lo que su consumo, aunque no puede ser continuo dada su temporalidad y alto precio, es beneficioso. Por ejemplo, podemos destacar que la angula lleva ciertas vitaminas, como la A, D, E, K y algunas de tipo B.
Por lo respecta a los minerales también tiene gran riqueza, entre los que podemos encontrar potasio, fósforo, hierro, calcio y magnesio, entre otros. Es por ello que gracias al aporte de estos minerales como el fósforo, la angula es buena para el cerebro. Pues ayuda a tener mayor agilidad mental y a retener conceptos fomentando la memoria, en diversas etapas de la vida.
También como consecuencia de estas propiedades, de las vitaminas y minerales, protege los huesos y los hace más fuertes. Gracias a la vitamina A protege a los ojos, y a las enfermedades que están relacionadas con estos. Y protege la piel de los agentes externos, ofreciendo un aspecto mucho más saludable.
Además, la vitamina D ayuda a fortalecer el sistema inmunitario mientras que la vitamina E es claramente beneficiosa para el sistema circulatorio y también tiene ciertas propiedades antioxidantes.
Es cierto que la angula lleva mucha grasa. Y, a diferencia de otros pescados azules que suelen tener un alto contenido en Omega 3, la angula tiene menos ácidos grasos pero sí tiene de tipo insaturado. Al tener más grasa, también aporta mayores calorías, por lo que no es del todo recomendable para personas que tienen hiperuricemia, debido, también, a su elevado contenido en ácido úrico.
Como consejo, se establece que es mejor cocinarla con menos aceites al contener más grasa. Las podemos también cocinar mezcladas con otros ingredientes con el fin de lograr un plato redondo. En definitiva, un manjar exclusivo, pero también sano.