El regreso de las vacaciones es algo duro y creo que en cierta manera todos sufrimos un poco eso que llaman estrés posvacacional. Nuestros peques tras un verano con sus papis, abuelos, tíos y demás familia, en muchos casos pasan a tener que volver a ir a la guardería.
Por lo que me cuentan las chicas de la guardería a la que llevo a la pequeña Patatita, esta primera semana después de las vacaciones es la peor. A los peques como a todos les cuesta adaptarse a la separación de sus padres, pero poco a poco se les va pasando.
La primera semana en la que llevé a la Patatita a la guardería, venía de pasar toda la baja maternal conmigo y estaba superando un periodo en el que extrañaba a cualquiera que no fuéramos Mamá o Papá. Sin embargo se adaptó rápidamente a su nueva situación y consiguió extrañar cada vez menos tanto a conocidos como extraños.
En esta vuelta a la guardería nos encontramos ante una situación peculiar también, ya que hemos pasado un mes entero de vacaciones y llevamos un par de semanas un poco extrañas. Si bien hasta ahora dormía las noches de un tirón, últimamente se despierta varias veces y a lo mejor lo único que necesita es el chupete, o una caricia o simplemente verme. Y digo lo de verme porque según me ve aparecer por la cuna empieza a sonreír pero la cosa cambia si me alejo, ya que vuelve a llorar. Me cuesta un rato que se vuelva a tranquilizar y consiga retomar el sueño. Pero desde luego el día que se llevó la palma, fue el que me la encontré haciendo unos pucheros de pena... Acabamos las dos con la llorera. Menos mal que un rato abrazadas nos reconfortó a las dos.
Investigando un poco sobre este cambio de actitud he encontrado que por lo visto alrededor de los 8 meses (edad de la Patatita), los bebés pueden desarrollar lo que se llama angustia o ansiedad de la separación. En esta etapa los bebés comienzan a ser conscientes de su propia autonomía, y se dan cuenta que comienzan a despegarse de la persona que ha sido su referente principal, su madre. Por esta razón comienza a intentar llamar la atención de mamá más de lo normal, y puede ponerse a llorar desconsoladamente cuando sales de su habitación y deja de verte aunque sea por un momento. Puede ser una situación un tanto agobiante, ya que da la impresión de no poder hacer nada para evitar que el bebé se disguste, pero por lo que dicen es una situación pasajera. Entre otras cosas aconsejan continuar hablando al bebé al salir de la habitación, intentar organizarse para tenerle cerca cuando se vaya a hacer algo, y por supuesto darle todo nuestro amor, y aportarle confianza y seguridad. Otra sensación que puede empezar a experimentar a lo largo de esta etapa son los terrores nocturnos. Habiendo dormido de un tirón hasta ahora, nos podemos encontrar que empiezan a despertarse llorando como si algo le doliese, y es que puede estar teniendo un sueño no muy agradable. Además es posible que cueste consolarlo algo más de lo normal. En el caso de la Patatita solo soy capaz de consolarla yo, incluso si va papá Patata a consolarla empieza a llorar aún con más fuerza. Otra reacción que pueden tener es llorar desconsoladamente ante desconocidos, por suerte esta etapa la pasamos ya cuando tenía tres meses y por el momento no se ha vuelto a repetir.
Alguno consejos que he encontrado para afrontar esta angustia de los 8 meses son acunarlo en la misma camita, o cantarle, y si esta muy angustiado levantarlo por unos pocos segundos tratando de que se relaje y antes de que se duerma de nuevo se lo debe volver a colocar en su cuna. Aunque digan que es mejor evitarlo, también se le puede relajar dándole el pecho o llevándolo a la cama de los padres. Aunque no lo recomiendan porque se le puede quedar como rutina creo que es una forma afectiva y efectiva de relajarlo.
También recomiendan jugar al Cucu-Tras para que el bebé entienda que aunque los papás se vayan volverán.
Pero sobretodo no hay que preocuparse demasiado ya que se trata de un periodo madurativo que terminara superando en no mucho tiempo.
La verdad es que en estos días que también ha vuelto a su rutina habitual ha mejorado bastante y ayer ya durmió del tirón. Eso sí sigue reclamando mi atención una barbaridad, pero tampoco me voy a quejar por eso no¿? ;)
¿Vosotros habéis pasado también esta etapa? ¿Cómo la superasteis?