La Antena surrealista de Esteban Sapir (2007)

Publicado el 22 mayo 2012 por Pabela
El año pasado un tal Michel Hazanavicius parecía revolucionar con The Artist al espectador promedio. Su homenaje al cine mudo en pleno siglo XXI era una vuelta por aquellos años de glamour hollywoodense y una entrañable mirada melancólica para aquellos que sentimos una predilección especial por el cine de aquellos años. El film, tan odiado como adorado, sin medias tintas por parte de la crítica, se servía de una historia sencilla, tan sencilla como los musicales o romances de aquella época; sus recursos, los mismos de aquel entonces con algunos toques de "sonoridad" que hacían al fluir del argumento. The Artist fue un film que me llegó tanto que difícilmente encontré palabras para hablar de él, al menos por ahora.
Sin embargo, Hazanavicius no había descubierto oro, muchos son los que utilizaron de una u otra manera esa vuelta a lo clásico en sus films, lo que diferenciaba al realizador francés era otra cosa que ahora no viene al caso. De hecho cinco años atrás llegaba desde estas pampas un cine similarmente arriesgado, un film mudo, argentino, también de homenaje, pero rotundamente diferente a cualquier cosa vista por estas tierras. Una locura surreal de imposible descripción.
En "El análisis del texto fílmico", Francisco Javier Gómez Tarín cita muy efizcamente a Gubern con respecto a los significados de la imagen:
La imagen cinematográfica es una imagen necesariamente connotada, no sólo por las características adjetivas del objeto o sujeto mostrado, por los atributos afectivos del referente, sino sobre todo por el punto de vista elegido para la cámara, su angulación, la iluminación que baña al sujeto u objeto, etcétera. En el acto de encuadrar e iluminar un objeto, el director no puede renunciar a una muy específica producción de sentido, producto de una investidura emocional o crítica, que se corresponde precisamente con su punto de vista psicológico o moral sobre el sujeto u objeto encuadrado e iluminado.
Ateniéndome apenas a estas palabras todo lo polisémico que puede ser un film se haya justamente muy bien ejemplificado en La Antena. Sapir elabora no una historia, sino un inalcanzable mundo de interpretaciones sobre lo que queramos leer: un homenaje al cine clásico sobre todo de ciencia ficción con innumerables referencias claras a Meliés o Lang, un ensayo sobre la comunicación y el dominio de masas, una metáfora sobre la creación artística y sus peculiaridades, una comedia bizarra y negra sobre las tiranías o genocidios, o directamente todo eso metido dentro de una licuadora sazonada con el expresionismo alemán. La Antena, así, termina conformándose en un producto que amarán u odiarán,también, pero que desde ya no los dejará inpasibles. En este punto me causa mucha gracia encontrar todavía comentarios del tipo "no aportan nada nuevo", algo que ocurre entonces - reconozcámoslo de una vez- desde que Shakespeare muriera.

La estética patchwork

O quizá debería decir, más acriollada, una estética cambalache. Sapir no ahorra ningún recurso expresivo para presentar tanto a personajes como situaciones. Desde juegos de sombras, maquetas, iluminación y planos superpuestos hasta recursos propios del diseño gráfico o cercano también al comic, este film es una delicia visual en sí misma. Imagínense encarando uno de estos films a la 1 am y que logre acaparar desde la primera escena tu atención. Unas manos que alocadamente tipean en el aire al ritmo de la música, otro acierto excepcional de la película gracias a Leo Sujatovich , y así de plano meterte en una historia loquísima en la que un pueblo ha perdido la voz. A pesar de que el film no es completamente silente, pues hay un par de únicos personajes capaces de hablar, tenemos desde ya intertítulos para saber qué se dicen unos a otros, pero lo genial del caso es cómo aparecen en escena, tan vivos y flexibles como un personaje más. Ahí entonces es cuando nos damos cuenta que La Antena no es un film para disfrutar simplemente desde lo conceptual o argumental, por decirlo así, sino además desde lo semántico. Es un film delicioso para darle palo y palo de análisis estructurales y desentrañar las incontables interpretaciones simbólicas que guarda. Lo cual, claro, tiene mucho que ver con lo que está contando.
Lo único que quizá le recriminaría al director es que luego de ver el detrás de escena, que además les comparto aquí abajo porque no tiene desperdicio, creo que ha pecado de cobarde a la hora de la duración del film. Las escenas eliminadas me hubieran gustado verlas en el film porque creo que agregarían más de lo que restarían, al menos la mayoría de ellas. La Antena no es un film perfecto, pero como siempre digo, la imperfección es también parte de la perfección y esta no es una película de esas que nos gustan pero no volveríamos a ver en un tiempo. Si no fuera porque eran las 3 am y había que madrugar le hubiera dado al play de nuevo para verla una segunda vez. De hecho cuando en una película me pasa de tener que rebobinar algunas escenas para poder apreciar algún detalle, es cuando me doy cuenta lo mucho que me ha cautivado.
Si aun no la vieron, dénle una oportunidad, más no sea para ver con qué poco nuestro cine puede dar mucho también, que los arriesgados hacen falta y que aunque terminen por odiarla- no es un cine para todos lo reconozco- no van a poder negar que hay que conocerla. Sapir es un director que ya desde su anterior film, "Picado Fino", dio que hablar y que duele que este tipo de películas, la primera en abrir en 36 años el Rotterdam Film Festival en el 2007, no tengan la consideración masiva con las que cuentan otros desabridos directores argentinos.

Si quieren saber más sobre este film, o si ya lo vieron y quieren leer un análisis extraordinario sobre él, lean esto!