La apuesta y decisión por una escuela rural para nuestros hijos

Por Covadongamora

Como os comenté ayer, durante los últimos meses Alejandro daba muestras de necesidad de relacionarse con otros nenes. Hemos estado barajando diversas opciones y yo he llegado a la conclusión de que no hay un lugar modelo para la educación/ escolarización que sea universal para todos, pues dependiendo de las necesidades y expectativas de cada familia, se abre un campo amplio y diverso hacia varios espacios. Por ello, creo que cada familiar debe buscar información, asesorarse, escucharse, fijar unas premisas básicas e inamovibles sobre la educación de sus hijos, y desde ahí, poder escoger.


Meses de reflexión y de trabajo personal, nos han llevado al punto de comprender que somos seres sociales, que necesitamos la relación diaria en general, y también la relación continua con iguales en particular. Que nosotros tenemos nuestros miedos y reticencias, pero que no debemos "volcarlas" en nuestros hijos, sino sanar nuestra historia en esta cuestión y que ellos puedan iniciar su propia historia con sus vivencias en este aspecto. 
Finalmente, después de durante el último año, barajar 3 opciones viables para nosotros (homeschooling, escuelas libres y escolarización), en este momento y para nuestra situación familiar, el lugar que hemos encontrado y en el que mañana empezaremos una nueva etapa es una escuela rural con tres "P" (como dice el profesor): pequeña, de pueblo y pública. Y eso que hace poco menos de un año, buscaba con todas mis fuerzas "no entrar en el sistema"...
Pero ha sido y es así, porque hemos encontrado un espacio (que a pesar o incluso formando parte de la escolarización) en el que le acompañará un maestro durante 3 años junto tan sólo otros 7 niños de entre 3 y 6 años. Y digo acompañará, porque es así, acompañará. A través de un aprendizaje directo, sin libros, sin exámenes, con un compromiso familiar importante... este maestro estará al lado de nuestro hijo mientras Alejandro puede disfrutar de la compañía e interacción con otros niños.
Nos ha encantado que haya un arenero donde se permite el juego "total" de los niños (en los momentos establecidos, eso sí) advirtiéndonos en la reunión que más de un día volveríamos a casa con la necesidad de cambiarles la ropa por "cómo se habían puesto" mientras jugaban allí. Nos ha encantado el huerto escolar que mantienen y cuidan entre los niños y que este año se complementará con actividades relacionadas con el huerto escolar y familiar ecológico. Nos ha encantado la propuesta de talleres de cocina con y en casa de los padres buscando una interacción más allá de las propias aulas. Nos ha encantado el apoyo a la movilidad sostenible, fundamentalmente a través de la bicicleta. Nos ha encantado la recomendación de desayunos saludables y con envoltorios reutilizables.
Nos ha encantado, sobre todo, el profesor: una persona abierta, paciente, que se ha reunido dos veces en su época de vacaciones con nosotros para perfilar detalles y atender nuestras preguntas, que ya hace un tiempo cuando lo conocimos nos advirtió de la importancia que otorga a las emociones, una persona que desprende al hablar un gran amor por su trabajo (y en este caso yo diría verdadera vocación) y sobre todo, por los niños. 
Está claro que hay pequeños detalles que nos gustaría cambiar, pero en general y cumpliendo las bases que nosotros nos fijamos, es el sitio donde depositamos nuestra confianza. Y además, ¿quién dice que a pequeña escala las cosas no se pueden cambiar? No puedo cambiar el sistema educativo mundial, pero sí hacer pequeños cambios a nivel local en este sentido que favorezcan y apoyen el desarrollo de nuestros hijos y su crianza.
De forma, que mañana empezamos Alejandro y yo una nueva etapa en esta escuela. Y digo empezaremos porque será así. Hasta que Alejandro lo necesite (sea el tiempo que sea) podré estar con él en el aula, haciendo una verdadera "integración", que no "adaptación". Una vez haya establecido vínculo con el profesor, con los niños, conozca el espacio y haya adquirido suficiente confianza y lo desee, será el momento de que me retire y pueda relacionarse sin mi presencia allí.  
Y a pesar de estar convencida de que es lo que deseamos y segura de que Alejandro lo disfrutará (y si no es así, atentos estaremos, por supuesto para ver qué podemos hacer), me siento como si fuera yo la que vuelve al cole, con los nervios de empezar en un sitio nuevo, de conocer nuevas personas y experiencias...
Por supuesto que esta es nuestra decisión, nuestra apuesta, que para otra familia seguramente no lo será. En ella depositamos muchas ilusiones, expectativas y confianza... lo que no quita que estaremos muy atentos, próximos y abiertos a lo que pueda sucedar, sin temer, si es necesario, otros cambios en el futuro.
¡Mandadnos mucha energía para abrir un nuevo ciclo!