Esto explica que, durante mucho tiempo, haya costado comprender hasta qué punto estas "ciudades", como las nombró Julio César (100-44 a. C.), eran tales, y no ha sido hasta que ha comenzado a detectarse la existencia de edificios públicos que estamos en condiciones de hablar cómodamente de estos 'oppida' en un sentido al que lo haríamos con respecto a los grandes asentamientos del Mediterráneo.
Santuarios, plazas con estructuras para las asambleas o mercados frecuentados por comerciantes de las pujantes ciudades mediterráneas son un reflejo de esta particular manifestación.
Y es que, hasta cierto punto, resulta anacrónico comparar estas ciudades "de madera" con las ciudades romanas de Época imperial (27 a. C. - 476 d. C.), puesto que la Roma contemporánea a los 'oppida' no era la misma que habitualmente tenemos en mente.
Fuente: - Revista 'Desperta Ferro. Arqueología e Historia, número 15. Oppida, ciudades de la Europa céltica'. Comparte: Facebook Twitter Google+