Foto casi oficial de los expertos internacionales que
han contribuido a la declaración final de la pretendida
Conferencia de Paz en San Sebastián.
(EFE; Autor: Javier Etxezarreta; Fuente: SER)
La retórica se encarga de embellecer y adornar el discurso, de dotarle de un mayor atractivo y hacerlo, en definitiva, más sexy. Pero existe un límite para la retórica: no debe intentar alterar la realidad.