La Asociación de trabajadoras del hogar de Valladolid valora la nueva normativa

Publicado el 16 enero 2012 por Hogaradas @hogaradas

Micaela Mellado trabaja actualmente en una casa cuidando de una mujer de 90 ańos. Lleva Ťtoda la vidať como empleada del hogar. ŤDe muy joven sacaba a los nińos a pasear al Campo Grandeť, recuerda. Isabel Pérez estuvo durante los ańos noventa en distintas casas cuidando de personas mayores, aunque ahora lo hace en una residencia. Lourdes García también pasó esa misma década ligada al servicio doméstico. Luego comenzó a trabajar en él por temporadas combinándolo con contratos eventuales en empresas de limpieza. Estas tres mujeres son la Ťcabeza visibleť de la Asociación de Empleadas del Hogar en Valladolid, que lleva 20 ańos luchando para mejorar la situación laboral de estas mujeres. Por ello ven Ťun gran avanceť en la normativa que acaba de entra en vigor y que permitirá a estas trabajadoras integrarse en la Seguridad Social . ŤEs la prueba de que comienza a reconocerse como cualquier otro trabajoť, comenta Lourdes, una de las fundadoras de la agrupación vallisoletana, que pese a su aparente timidez ha tenido que ayudar a muchas mujeres a hacer frente a Ťtodo tipo de abusosť.
La asociación nació en la década de los noventa con el fin de servir de canal entre trabajadoras y empleadores, pero sobre todo para ayudar a un sector que ha estado siempre muy Ťdesinformadoť de lo que antes eran unos mínimos derechos y ahora se han ampliado. En ese tiempo estas mujeres han visto como ha ido cambiando el perfil del empleador —Ťsobre todo con la incorporación de la mujer al trabajoť, detalla Lourdes—, pero también del trabajador, en los últimos ańos copado por el colectivo inmigrante. Así lo recogen las últimas estadísticas, según las cuales alrededor del 60 por ciento de las mujeres ocupadas en el empleo doméstico son extranjeras, siendo Bulgaria y Rumanía sus principales países de origen, a los que se suman las procedentes de República Dominicana, Colombia, Ecuador y Bolivia y las de origen marroquí.
No obstante, desde que comenzó la crisis estas tres vallisoletanas han notado un cambio de tendencia. ŤNos vuelven a llamar muchas mujeres espańolas. Generalmente son personas de entre 30 y 40 ańos, que tienen hijos o cualquier otra persona a su cargo y que no han podido conseguir otro trabajo.
Desde el pasado 1 de enero, con el fin de equiparar en derechos laborales a este colectivo, se ha dado un vuelco a la normativa. Así, entre sus principales novedades a la hora de formalizar sus relaciones laborales está el derecho a un contrato por escrito. Además, percibirán como mínimo en metálico el salario mínimo interprofesional (641,40 euros al mes por 14 pagas al ańo) a jornada completa. También los empleadores tendrán beneficios, ya que hasta 2014 se reducirá un 20 por ciento sus cotizaciones si contratan personas para el hogar en este sistema especial y la desgravación puede ser hasta el 45 por ciento en el caso de familias numerosas.
No obstante estas mujeres se muestran aún críticas con el texto. ŤEs una norma que viene impuesta por la Unión Europea, que ha obligado a Espańa a que termine con el empleo sumergido y así poder llenar algo más las arcas de la Seguridad Socialť, se queja Micaela Mellado. Entre sus principales vacíos citan el derecho a una prestación por desempleo: ŤEs inaceptable que ni siquiera se haya tratadoť. Tampoco entienden por que las inmigrantes no podrán cobrar su pensión si regresan a su país de origen. Asimismo, otra de las quejas que tiene el colectivo es que no se haya tratado el tema de las categorías laborales. ŤDesde que entró en vigor la Ley de la Dependencia muchas empleadas del hogar estamos haciendo unos trabajos distintos de los que se nos encomendó cobrando exactamente lo mismoť, denuncia Micaela, para quien Ťsi atiendes a un seńor mayor —como es su caso— realizas un trabajo de geriatría, o si tienes que ayudar a los hijos a hacer los deberes o entretenerles en un parque desarrollas una labor educativať. ŤEn Francia, Italia y Suiza una cosa es la trabajadora del hogar que se dedica a limpiar y planchar y otra la que cuida de un mayor. En Espańa, en cambio, no existe ningún baremo para calificar estas actividadesť, ańade.
Y es que con el tiempo también han cambiado sus tareas. ŤAhora es cierto que se nos requiere más para el cuidado de los mayores. Además, en una comunidad como Castilla y León, muy envejecida, se nota más que en el restoť. Una labor que, sin duda, para Micaela —y a pesar de sus quejas— Ťes mucho más gratificante. El trabajo con ancianos me reconforta en cuanto que puedo aliviar su dolor. Siempre que estoy con ellos intento darles mucho carińoť. ŤEs una pena que el trabajo de los cuidados esté siempre menos valorado. Siempre ha sido una de nuestras reivindicaciones como agrupación, que se pongan los cuidados en el centro de la vidať, apunta en este sentido Isabel Pérez.
Dicen que todavía es Ťmuy prontoť para saber cómo va a repercutir el cambio de normativa en el sector. ŤHabrá que ver cómo se va desarrollando . Cuando entró en vigor el anterior decreto en el ańo 1985 lo que ocurrió fue lo contrarioť. No obstante, consideran que Ťla norma está todavía muy verde. Hemos ido a la Seguridad Social y todavía no saben cómo va a funcionar el sistema. No nos parecemos aún a ningún estamento de trabajoť. Además, ańade Isabel Pérez, cuenta con otro escollo: la inspección de trabajo, Ťen un domicilio particular sin una orden judicial no se puede entrar. No es una empresať, concreta.
Ellas pondrán su granito de arena para dar a conocer poco a poco la normativa. Editarán un boletín para repartir por las calles, Ťprincipalmente en mercados y en aquellos lugares que sabemos que frecuentan estas trabajadorasť, y el día 24 de enero ofrecerán una charla informativa.

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