La Guardia Suiza intenta reprimirlas pero solo consigue que algunas lleguen al éxtasis
Manolo, todo serio, se encara con la Guardia Suiza
La asociación vallisoleta Locas Católicas fletó la semana pasada un autobús con destino El Vaticano, en cuya famosa plaza de San Pedro se reúnen ahora mañana y tarde “para rezar porque haya fumata rosa”, según ha declarado la vicepresidenta de la asociación, Manolo Valle.
Locas Católicas se legalizó como asociación a principios de 2001 para reivindicar el derecho “a ser maricón y católico”. Desde el principio encontraron el rechazo de gran parte de la comunidad cristina. “Pero también muchos apoyos”, según asegura Gumersindo Lafuente, otra miembra. “Por ejemplo, recuerdo que el obispo de la cercana Fachadolidid nos mostró toda su solidaridad y aprovechó para interesarse por nuestros asociados más jóvenes”. Hoy día son más de 200 socias, algunas de cierto renombre, alguna casada con hijos y alguna incluso del OPUS, pero prefieren mantenerse en el anonimato.
“Nosotras también somos criaturas de Dios”, asevera Manolo. “Y no vemos la contradicción por ninguna parte. Más raro es ser gay y del PP y que encima te case Gallardón”.
Preguntadas por su acción actual, contestan que esperan que haya fumata rosa, aunque sea químicamente poco probable. Esperan un milagro. “Y ya puestos, que el nuevo Papa se atreva y salga del armario”, clama Justo Pínguez mientras se ciñe la minifalda.
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