El lunes hablábamos sobre Liz Taylor y sus joyas a propósito de una subasta que se va a realizar de los objetos (entre ellos las joyas) que se emplearon para grabar la peli de Cleopatra… Hoy vamos a contar la apasionante historia de la Perla Peregrina, su joya más legendaria y también la más polémica.
María Tudor con la Perla Peregrina
La Perla Peregrina fue descubierta en 1515 por un esclavo en el Archipiélago de las Perlas (Panamá). Pasó a formar parte de las joyas de la Corona española en 1580 cuando Diego de Tebes, Alguacil Mayor de Panamá, la llevó a Sevilla y se la regaló a Felipe II. Podemos ver a María Tudor (esposa de Felipe II) retratada con la Perla Peregrina en una pintura renacentista de Antonio Moro que se expone en el Museo del Prado de Madrid. Su forma de lágrima hizo a esta perla objeto de deseo de todas las Coronas europeas de la época. Margarita de Austria, Isabel de Borbón y María Luisa de Parma fueron las afortunadas en Europa de lucir esta magnífica joya.
Velázquez retrató a Margarita de Austria luciendo la Perla Peregrina prendida en un broche, y posteriormente Felipe III la lleva en su sombrero.
Margarita de Austria con la Perla Peregrina retratada por Velázquez
Felipe III con la Perla Peregrina retratado por Velázquez
La historia de la Perla Peregrina continua. En 1808 José Bonaparte se hace con ella tras la invasión de España. Se la regala a su esposa Julia Clary de la que posteriormente se separa y Bonaparte se la lleva a Estados Unidos acompañado de otra amante. Pero no debió de ser amor fructífero porque a su vuelta a Europa, Bonaparte trajo consigo la Peregrina y la dejó para su heredero, Napoleón III. Parace ser que, tras problemas económicos, Napoleón III tuvo que venderla y pasó a manos de la esposa del marqués de Abercorn.
En este momento empiezas dos etapas simultáneas de la Perla Peregrina…
Según cuentan algunas fuentes, la que los Abercorn compraron, fue ofrecida en 1914 a Alfonso XIII para que la Corona Española recuperara su Perla Peregrina, pero no hubo acuerdo económico. Entonces una versión cuenta que el rey español compró otra Perla a la que dio el nombre de Peregrina y se la regaló a su esposa, la Reina Victoria Eugenia. Mientras tanto, la de los Abercorn pasaba a manos de dos coleccionistas hasta el día de la subasta en 1969.
Alfonso de Borbón (nieto de Alfonso XIII y Victoria Eugenia) pujó por la Perla en Nueva York, pero fue Richard Burton quien ofreció una cantidad superior (37.000 dólares) y se la llevó para regalársela a Liz Taylor.
Liz Taylor con la Perla Peregrina engarzada en un collar con otras perlas, rubíes y diamantes por Cartier.
El día siguiente de aquella subasta, el Duque de Alba, jefe de la Casa de la Reina Victoria Eugenia, mostró una Perla Peregrina que había sido el regalo de bodas de Alfonso XIII a la reina negando así la autenticidad de la Perla subastada. Expertos de la época y la propia casa de subastas, como era de esperar, negaron la veracidad de Luis Martínez de Irujo…
La historia de las dos Perlas Peregrinas continua…
Liz Taylor con la Perla Peregrina en la película Ana de los Mil Días antes de engarzarla en un collar de rubiés y diamantes.
La que Burton regaló a Taylor fue expectación cinematográfica. Liz la lució en Ana de los Mil Días y posteriormente engarzada por Cartier en un collar de rubíes, diamantes y otras perlas en Dulce Viena. Tras la muerte de la actriz, la Perla Peregrina fue subastada en 2011 por 9 millones de euros.
La Reina Sofía con la Perla Peregrina
La otra Perla Peregrina fue heredada por Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que en 1977 pasó a la actual Casa Real Española. De hecho, la Reina Sofía la ha lucido en varias ocasiones sosteniendo que es la auténtica Perla Peregrina.
¿Cuál será la auténtica Perla Peregrina?