Recuerdo como en una de mis consultas privadas una pareja de padres, esperaba ansiosamente el resultado de la valoración de su hijo, por el cual escuché la súplica y el dolor de la madre, a quien al entregarle el diagnóstico donde se detectó que el pequeño poseía necesidades educativas especiales, soltó en sollozo al escuchar esas palabras duras para quienes no comprendían el significado global de tan importante resultado, resultado que comprendía poder abarcar y asimilar la condición en su familia-hogar, centro educativo y primordialmente cómo hacérselo saber a su hijo sin afectar su autoestima.
Esta situación me trae a colación que en una charla reciente otra madre muy disgustada se expresó de cómo su hija ha sido víctima del recazo por la sociedad al padecer de Déficit Atencional, y cómo esto ha afectado a la niña en su autoestima y su área emocional tal tener que vivir un entorno que se derivaba de la exclusión social de parte de los adultos y compañeros de su salón de clase.
Cómo bien he expresado siempre, en la mayoría de los caos, sólo los padres realmente comprometidos por el desarrollo emocional de sus hijos, máxime si poseen alguna condición de necesidad especial, pueden sentir lo que sobrellevan a diario, sin embargo, cómo en padres de familia, especialistas y educadores es importante tener presente que los niños con necesidades educativas especiales son niños o adolescentes muy vulnerables, expuestos al ataque de ser etiquetados y prescindidos de las relaciones sociales, marcándolos como sujetos de burla, incomprensión, inestables o simplemente diferentes.
Los estudiantes con NNE saben reconocer fácilmente que su ritmo y proceso académico no es igual al de sus compañeros, auto-traducen sus diferencias con el resto como situaciones de desventaja, propia de una dificultad de aprendizaje, generando en ellos problemas en su autoestima al ser tratados diferente en la escuela o colegio, o bien sus propios compañeros les hacen saber cruelmente que son diferentes.
Aunque el manejo de estos niños y adolescentes frecuentemente marca la diferencia ante la sociedad educativa, es importante contemplar un enfoque integral en el que nosotros como adultos aprendamos y motivemos a estos chicos con estimulaciones positivas de las asignaciones que realizan bien. Realcemos sus capacidades, habilidades, fortalezcamos su autoestima con reconocimientos verbales y escritos, boletas de reconocimiento por sus logros, una sonrisa y una palabra positiva de una persona adulta marcará para siempre en la memoria de su hijo o de su estudiante, creando en ellos una fuerza interior y una convicción de que son capaces de lograr la mayoría de las tareas a su propio ritmo, que no son diferentes, sino que sus oportunidades de mejora requieren de las adaptaciones y estimulaciones necesarias.
Para estos chicos no hay nada más reconfortante que tener a su lado un equipo de docentes que les apoyan, les comprenden, les defienden, les ayudan y lo mejor, que no se sienten solos ante el mar de exigencias académicas de los centros educativos de la nueva era tan demandante.
Un niño con necesidad educativa especial no debe de sentirse ajeno a su grupo, ni verse como un “bicho raro” en vías de observación por los demás. Es más ellos deben visualizarse como personas valientes, emprendedoras, luchadoras, que pueden alcanzar objetivos, tal como el resto de los estudiantes que he logrado apoyar en sus procesos educativos que ahora están estudiando para ser abogados, educadores, fisioterapeutas, entre otros; estudiantes que han tenido apoyos en sus adecuaciones curriculares por los compromisos cognitivos que presentaban, no obstante, la ayuda especializada no solo debe proporcionarse en su área académica sino emocional, logrando entender en ellos que son personas que pueden lograr sus metas de la misma manera que sus compañeros, a otro ritmo quizás pero lo logran.
En mi experiencia, sé muy bien que si a los estudiantes con NEE se les fortalece su autoestima, ellos se sentirán seguros de sí mismos, confiados en sus capacidades, y qué mayor orgullo para uno como profesional e incluso como padre de familia ver que lo han logrado el proceso donde no han estado trabajando solos y detrás de ellos todo un equipo de profesionales acertadamente han colaborado con diagnósticos y tratamientos, claro está con la sensibilidad que se necesita.
Un docente y un padre de familia asertivo conllevan la responsabilidad de sobreponer las capacidades de los estudiantes con NEE por encima de las limitaciones que no constituyen más que una adaptación necesaria del sistema educativo.
Por el otro lado, es importante que esté presente la capacidad de un adulto de poder observar en los más pequeños cuando existen necesidades especiales, esto debido a que el mismo trabajo de campo me ha dictado que en muchos de los casos los mismos padres de familia o docentes no identifican fácilmente problemas de adaptación de los estudiantes al sistema educativo, lo que se traduce a posteriori en problemas de aprendizaje, ya sean marcados por situaciones biológicas, emocionales o psicológicas.
Recordemos pues lo más importante durante todo el proceso de aprendizaje, “los niños son como esponjas, pues todo lo absorben”, pues contribuyamos a que todo lo que ellos absorban sea positivo de parte del ambiente más cercano que les rodea. Una autoestima bien estimulada logrará acciones que marcarán la diferencia en nuestros niños con necesidades educativas especiales.
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