La autoestima en los niños

Por Mamasybebes
En términos sencillos podemos decir que la autoestima es la discrepancia que existe entre lo que pensamos que somos y lo que nos gustaría ser, es decir, es como valoramos lo que pensamos que somos.
En el ámbito infantil o juvenil, para hacer más manejable el concepto de autoestima, podemos hablar de cinco áreas: área social (sentimientos del niño o adolescente sobre las relaciones con sus amigos), área académica (qué piensa de su faceta como estudiante), familiar (cómo se siente como parte integrante de su familia), imagen corporal (cómo ve su aspecto físico o sus capacidades físicas) y autoestima global (valoración general que hace de sí mismo).
¿Qué entendemos por alta y baja autoestima?
Decimos que una persona tiene una alta autoestima cuando se valora positivamente y está satisfecha con sus habilidades y acciones. Estas personas tienen confianza en sí mismas, conocen cuáles son sus puntos fuertes, y hacen gala de ellos, y saben identificar sus puntos débiles, por lo que intentan mejorarlos, siendo la crítica que se hacen a sí mismos, suave.
Por el contrario, en las personas con baja autoestima existe una gran diferencia entre como sienten que son y como les gustaría ser. Cuantas más áreas de la vida del niño o adolescente estén afectadas por esta forma de valorarse, peor será su evaluación global. La baja autoestima aparece en muchos problemas de la infancia y la adolescencia. Quizá un adolescente obtenga muy buenos resultados académicos, pero si eso no es muy importante para él o ella, no tendrá mucho valor. En cambio, si lo que realmente considera importante es ser aceptado por un grupo de personas y es sistemáticamente rechazado, llevará a cabo cualquier tipo de conducta para pertenecer a dicho grupo (hacerse un tatuaje, un pearcing, consumir alcohol o drogas, etc.).
Veamos un ejemplo. Una persona puede definirse como bajita, morena, trabajadora y simpática aunque, a veces, tiene mal genio. Esta descripción consistiría en como esta persona se ve a sí misma. Pero su autoestima dependerá de como "puntúa" cada una de las características que ha utilizado al describirse. Diríamos que tiene una autoestima alta si: no concede mucha importancia al hecho de su altura, pues "los perfumes caros se guardan en frascos pequeños"; le gusta ser morena, ya que es típico de su tierra; piensa que las personas trabajadoras son las que merecen la pena; y le encanta ser simpática, aunque, como no le gusta que le tomen el pelo, tiene el suficiente grado de mal genio como para saber poner las cosas en su sitio, de vez en cuando. Por el contrario, tendrá una baja autoestima si: lo más importante de su vida es ser alta y rubia; el hecho de ser trabajadora lo considera sinónimo de que los demás siempre se aprovechen de su esfuerzo sin agradecérselo siquiera; y el ser simpática no le sirve de mucho pues, con su mal genio, suele estropearlo siempre todo.
¿Por qué es importante la autoestima?
La autoestima de una persona es muy importante porque puede ser el motor que la impulse a triunfar en la vida, no en el plano económico sino en el terreno de lo personal; o hacer que se sienta verdaderamente mal aun a pesar de que parezca que lo tiene todo.
Suele suceder que la imagen que los demás tienen de una persona, no guarda relación con la imagen que esa persona tiene de sí misma. En los niños sucede lo mismo. Puede llegar hasta tal punto que, cuando se convierten en adolescentes, nos encontramos con casos en los que jóvenes con buena apariencia y excelentes resultados académicos pueden, de repente, cometer intentos de suicidio porque una novia les ha dejado. Estos casos, que no dejan de sorprendernos a todos, probablemente se podrían haber evitado si ese joven hubiera tenido una alta autoestima.
Además, aunque no parece que la autoestima negativa sea la causa de importantes trastornos infantiles, sí es cierto que está presente en muchos de ellos.
¿Cuándo sospechar que existe un problema y qué podemos hacer?
Aunque siempre ha de ser un profesional el que evalúe la autoestima de su hijo, vamos a comentar que pistas pueden indicar que hay que acudir a un psicólogo para que analice esta cuestión.
Debemos estar muy atentos a lo que nuestros hijos nos cuentan. Muchas veces hablan de sus relaciones con sus compañeros de colegio, lo que nos permite saber si tienen, o no, amigos; si le cuesta hacer amistades, etc. Por otra parte los niños suelen hablar sobre sus propios logros y fracasos. Hay niños que están continuamente utilizando frases negativas sobre su forma de comportarse o de ser, del tipo: "no valgo para nada", "todo me sale mal", "nadie me quiere", etc. Todo este tipo de frases resultan muy dañinas para la autoestima del niño, pues llegará a creérselas.
Si analizamos frases como las del apartado anterior veremos que son completamente erróneas. A veces, hay que tener una visión más objetiva y no centrarse sólo en lo negativo, ni magnificarlo. Se puede haber pasado una maravillosa tarde en el parque jugando y, de repente, se pone a llover. Si el niño empieza a decir: "Todo me sale mal, ahora se tiene que poner a llover. Esto sólo me pasa a mi, es injusto" Habrá que hacerle ver que su forma de pensar no está siendo muy adecuada. Por ejemplo, podemos preguntarle por lo que ha pasado antes de la lluvia, de forma que reconozca que se lo estaba pasando muy bien y que quizá la frase que acaba de utilizar no refleje del todo la realidad, al tiempo que le ofrecemos una alternativa: "¡Qué bien me lo he pasado jugando toda la tarde! y, al final se ha puesto a llover". Además no debe personalizar los eventos negativos como si tuvieran que ver especialmente con él. Siguiendo con el ejemplo, el hecho de que llueva no le sucede sólo a él, sino también a todos los demás niños del parque, a los vecinos que estaban practicando deporte, etc.
La autoestima no la podemos modificar directamente. Por decirle a un niño o adolescente, que deje de pensar de determinada forma, no dejará de hacerlo. Para lograr cambios se pueden abordar diferentes estrategias o una combinación de varias de ellas.
Algunas formas de actuar consisten en cambiar el comportamiento del niño en las áreas problemáticas, enseñándole otras formas de actuar. También se le puede enseñar cómo solucionar problemas y plantearse objetivos realistas y que logre alcanzar. Se pueden mejorar sus habilidades para relacionarse y comunicarse con los demás. A veces hay que enseñarle a ser más objetivo, menos categóricos en sus afirmaciones, a que se recompense por sus éxitos y que minimice sus fracasos, etc. En este apartado veremos, a modo de ejemplo, alguno de estos puntos.
Desde | Saludalia
La nota fue extraída del link anterior. Si tienes dudas o sugerencias sobre derecho de autor favor de remitirse a la liga mencionada con anterioridad.

©Mamás y Bebés Blog. Tu Blog de Maternidad.