Tenia un compañero con un fuerte acento, dado que su lengua materna era el catalán, era originario de un pueblo llamado Viladrau. Su zona de trabajo era castellano parlante y siempre en la primera entrevista con un posible cliente a mitad de la argumentación cambiaba de idioma hasta que se lo “hacían notar”. El decía que no sabría si vendería o no vendería pero si sabia que todos, absolutamente todos se acordarían “del catalán ese”. En una conocida escuela de negocios había un conferenciante que, nada mas entrar en vez de sentarse, de un salto, se subía a la mesa, se agachaba, cogía el micrófono de la mesa y se presentaba. Siempre contaba que no sabia si su conferencia era o no productiva, pero sabia que todos, absolutamente todos, se acordarían de aquel que se subía a la mesa.
Todos nosotros tenemos que adaptar nuestra persona al mercado, por que representamos a otras personas, marcas y empresas y tenemos que proyectar la imagen de nuestra representada.
Pero adoptar una actitud, no nos cambia, no imitamos, no pasamos por otra persona, solo pues debemos desarrollar y exteriorizar las cualidades importantes de la venta que, tenemos en nuestro interior.
Creemonos nuestro propio personaje.