No sé, si tiene importancia o no, hay sueños que apenas recuerdas, otros que olvidas enseguida y otros, como el de esta noche, que hacen que te despiertes.
Estoy en una especie de río de aguas transparentes que parece un mar por el contenido aunque no por la forma. Sé que alguien me busca y sé que me va a encontrar. Miro el agua, hay algas gigantes. Pregunto si es posible pasar por encima de las algas sin rozarlas, me dicen que no. Las algas me rozan, pero no me hacen daño. Salgo del agua y veo a la persona que me estaba buscando.
De repente, estamos en una librería y me dice que por fin ha encontrado el libro de las avispas que tanto había buscado, pero que para hablarme del libro, tengo que salir fuera. Hay una avispa, él la coje con cuidado, mimándola, como si de algo bueno se tratase.
Salgo fuera, él me vuelve a decir lo contento que está por haber encontrado el libro y se va, la avispa se queda y viene directa hacia mí, cierro los ojos, tengo miedo, la oigo revolotear alrededor y en ese momento comprendo que la tengo que matar.
Abro los ojos, estoy en mi habitación y gracias a Dios, no hay avispas que inoculen su veneno en mi interior...