En la sociedad actual en la que se desarrolla la frenética existencia de las personas, las injusticias están a la orden del día, y los que las sufren de forma repetitiva son siempre los más débiles y desprotegidos y así nos va a los seres humanos, tan solo hay que echarle un vistazo a las noticias de cada día, para darse cuenta de que este mundo mete miedo. Y mientras, seguimos viendo como la balanza de la abundancia y la riqueza, se desequilibra cada vez más en beneficio de unos pocos y en perjuicio de muchos, quizás demasiados, para que esto se pueda seguir soportando eternamente, ya que la paciencia siempre tiene un límite, y los más desfavorecidos son pobres, pero no tontos.
La balanza siempre se inclina en contra de los que menos recursos tienen para defenderse.
Fran Laviada