"La Ballena Dios" de T.J. Bass (1974)

Publicado el 14 noviembre 2014 por Tomas


Título: La Ballena Dios (The Godwhale)
Autor: Thomas J. Bassler. Autor de Ciencia-Ficción, famoso por su saga Colmena (Hive), doctor en Biología y Medicina, ejerció como facultativo muchos años, escribiendo gran cantidad de artículos en revistas de Medicina, mientras que en la ficción se prodigó muy poco. Fundó la "American Medical Joggers" y mantuvo una tesis controvertida (y bastante extremista, la verdad) sobre hábitos de vida sana. Lo conocimos en la reseña de su "Más que humano".

Género y estilo: Es una novela de Ciencia-Ficción dura, escrita con profusión de términos científico-técnicos, y de Anticipación, pues se ambienta en un hipotético futuro lejano. Es una historia de aventuras, con diversas subtramas y con un trasfondo filosófico sobre la condición humana y sus distintas formas de organización social.Qué cuenta: En el futuro remoto, la Tierra está superpoblada y sus recursos naturales han sido esquilmados por completo. Rorqual Maru, una nave cosechadora abandonada por el fin de la vida en los océanos, vuelve a la vida cuando los bénticos, hombres que sobreviven fuera de la Colmena, la toman por una divinidad. El retorno de la vida a los océanos provocará que la Colmena recupere el interés por ellos, pero los bénticos no estarán dispuestos a ser siempre perseguidos y masacrados, pues ahora tienen una divinidad que los protege. 




"La Ballena Dios" es la secuela de "Más que humano" (Half Past Human) [no confundir con "Más que humano" (More than human) de Theodore Sturgeon] y, a diferencia de su antecesora, fue publicada directamente como novela. Fue finalista del Premio Nebula en 1975.
Ambas son historias independientes, y esta segunda parte puede leerse sin conocer la primera, aunque personalmente recomiendo leer primero "Más que humano", pues facilita comprender el contexto de la "La Ballena Dios", de manera que el escenario propuesto por T.J. Bass y el complicado lenguaje científico que utiliza resulten más familiares.
Refresquemos nuestras memoria: En un futuro indeterminado, pero en cualquier caso muy lejano, la población de la Tierra es de trillones de personas (en este volumen, el autor nos proporciona la cifra exacta: 3,5 x 1012 habitantes), y toda la superficie del planeta ha sido devastada y convertida en infinitos campo de cultivo. La humanidad vive en mastodónticas ciudades subterráneas, que conforman una entidad llamada la Colmena o la Gran Sociedad Terrestre. Los humanos han degenerado en unos seres de sangre rosácea, huesos porosos y cuatro dedos, que carecen de melanina y no pueden vivir en el exterior, por el que han desarrollado un miedo patológico. Son sujetos dóciles, pasivos, pusilánimes y carentes de emociones, inquietudes e intereses más allá de alimentarse. Esta alimentación se obtiene recuperando todos los nutrientes de al alcance de la Colmena, desde cadáveres, hongos o plancton hasta residuos cloacales, y se suministra a la población a través de expendedores, en forma de elaborados insípidos que contienen básicamente proteínas, mientras que los oligoelementos (aminoácidos, vitaminas, lípidos...) son una recompensa extra reservada a los individuos con determinadas tareas productivas. [Comento todo esto porque T.J. Bass no redunda en la presentación de la Colmena, que ya hizo en "Más que humano"]

En "Más que humano", el contrapunto a la Gran Sociedad Terrestre lo constituían los ojos-de-gamo, hombres que vivían en la superficie, en un estado de primitivo salvajismo, subsistiendo con la rapiña de las cosechas de la Colmena, que eran aniquilados por ésta mediante cazadores protegidos por trajes y vigorizados con drogas. Pues en "La Ballena Dios" tendrán su réplica en los bénticos, hombres adaptados a la vida en el medio marino, que habitan en cúpulas subacuáticas y pasan sumergidos la mayor parte de su existencia, gracias a unas habilidades natatorias y una capacidad anaeróbica extraordinarias. 
La historia comienza dos mil años antes de los acontecimientos principales, cuando la Tierra aún es un lugar habitable, regido por una ciberentidad llamada Olga, y que prepara la implantación de la humanidad en las inmediaciones de la estrella Proción. Larry Dever, uno de los protagonistas, pierde la mitad inferior de su cuerpo en un accidente (en mi opinión, algo absurdo) que, además de seccionar sus piernas, daña sus órganos internos. Existe la opción de trasplantarle los órganos de un clon exacto de sí mismo, idéntico a él pero con una inteligencia mínima. Larry Dever conoce a su clon, al que llaman Tonto Dever, y se niega a que sea sacrificado en su beneficio. Por ello, se le deja en Suspensión Temporal (una forma de animación suspendida) hasta que exista otra alternativa, mientras Tonto Dever es enviado a Proción junto a otros amigos de Larry. 

Ya en la época presente de la trama, conocemos al resto de actores de la obra: Har, un miembro de la Colmena, de gran envergadura y aspecto simiesco, que fue declarado no válido para la vida, pero se salvó del triturador al que se envían los niños de tal condición, y que sobrevivió en los cimientos de la ciudad. Drum y Ode, dos ancianos hocicudos (así se llaman en este libro los habitantes de la Colmena) que son arrancados de su retiro y obligados a trabajar en las cloacas. Wandee, una mujer despolarizada (es decir, que no ha desarrollado atributos femeninos y es estéril), ingeniera de la Colmena. Una serie de bénticos como Clam o Vientre Blanco, el mec Trilobitex Ferroso  [los mecs son robots pensantes] y, sobre todos ellos, Rorqual Maru, la cosechadora marina que se convertirá en la Ballena Dios. [Los japoneses añaden, por costumbre, la palabra Maru al nombre de los barcos. Hay diferentes teorías sobre el porqué.]
La trama en sí comienza cuando coinciden una serie de hechos. Rorqual Maru, que es una gigantesca embarcación cosechadora, yace en la arena de una playa, abandonada, lamentándose por no poder servir a los humanos y dejándose morir. La Colmena ha agotado los recursos marinos, no queda nada de vida en los océanos, y por ello ha deshauciado a sus mecs, como Rorqual. Fiel a Rorqual, a la que considera su diosa, está Trilobitex Ferroso, un pequeño mec, al que Rorqual envía en busca de los hombres, para que continúe sirviéndoles.
Para abreviar, Larry Dever y Har, tras conocerse en los cimientos de la Colmena, huyen de ésta, robando un bote-mec a Drum y Ode. Entran en contacto con los bénticos, y mediante Trilobitex Ferroso convocan a Rorqual Maru, que comienza a devolver la vida a los océanos, y con ello a ser considerada una deidad por los primitivos hombres marinos. La Colmena, que envía habitualmente naves con cazadores para eliminar a los bénticos que roban sus cosechas, se encuentra que una de sus expediciones es rechazada por Rorqual. Por ello, usando el código genético de Larry Dever (valioso por su antigüedad, pues no padece las carencias de los hocicudos), la ingeniera Wandee crea a los ARNOLDs (Augmented Renal Nucleus of Larry Dever), guerreros de enorme fuerza y vigor, adiestrados mediante leptoánimas, programas de condicionamiento mental que los hacen especialmente belicosos y violentos. Pero el prototipo de ARNOLD enviado a luchar contra Rorqual y los bénticos desarrollará una afinidad especial con la ballena, y se verá atraído de manera irresistible por la vida marina y por las hembras bénticas, convirtiéndose en un caudillo guerrero y rebelándose contra la Colmena. 

La novela, dividida en once capítulos, muestra varias ideas interesantes. Veamos: 
Por una parte, tenemos la Colmena, la Gran Sociedad Terrestre, una sociedad donde el individuo no tiene entidad alguna, y que es capaz de las añagazas más maquiavélicas con tal de perpetuarse. Ejemplos claros son la retirada de los privilegios de Drum y Ode, quienes se habían ganado una cómoda jubilación y que, ante una carestía general de alimentos, deben elegir entre la Suspensión Temporal o un trabajo sufrido e insalubre en las cloacas; la inclusión de una carencia de quince aminoácidos vitales en el sistema de los ARNOLDs, que solo la Colmena puede proporcionarles, para garantizar su dependencia y su lealtad a ésta; o la creación de "bombas de tiempo" que no os voy a desvelar, porque son un punto crucial de la trama. 
Por otra, la contraposición entre la sociedad artificial de la Colmena y la forma de vida en comunión con la Naturaleza (o lo que queda de ella) de los bénticos, y sus diferentes escalas de valores. La indolencia y abulia de la Colmena frente a la existencia vigorosa y gratificante de los bénticos, aún con sus rigurosas condiciones de vida. Asistimos así a las pruebas de valía personal que se imponen los bénticos. Por ejemplo, la cópula debe realizarse bajo el agua, de manera que tanto los varones como las mujeres (llamados aquí machos y hembras) deben demostrar su capacidad anaeróbica y su resistencia física, prevaleciendo así la genética de los más aptos. Darwinismo puro. 
Destaca la figura de ARNOLD, un ser creado por ingeniería genética, que en realidad es una proyección de Larry Dever, pues está construido a partir de sus genes. Las leptoánimas con las que es condicionado (experiencias mentales virtuales en las que se convierte en gallo de pelea, perro de presa, guerrero bárbaro y una araña gigante llamada Papaíto Piernaslargas) hacia el belicismo, y la relación que se crea entre poderío militar, dominio y sexo, convirtiéndose ARNOLD tanto en el líder guerrero de los bénticos como en padre innúmero de la raza, tomando literalmente docenas de esposas y teniendo cientos de hijos, a los que transmite su genética, diluyendo la mentada carencia de aminoácidos esenciales. [Comentar que, con la leptoánima "Dan el de dientes dorados", Bass retoma a uno de los personajes más entrañables de "Más que humano": Dan, el último perro de la Tierra].
Por mi parte, encuentro un paralelismo entre ARNOLD y caudillos guerreros de la Antigüedad, como el godo Alarico o el mapuche Lautaro, que criados y educados en el seno de grandes imperios (el ya decadente imperio romano o el aún incipiente imperio español), se beneficiaron de sus conocimientos sobre los mismos para combatirlos en igualdad de condiciones. 
Tenemos también la idea de OLGA, una inteligencia artificial cuyo recuerdo, como vimos en "Más que humano",  se convirtió en religión para los ojos-de-gamo. En "La Ballena Dios", Larry Dever, contemporáneo de OLGA, descubrirá los restos de fuselaje de la nave a Proción, entendiéndose así que la aventura espacial de la Humanidad fracasó, y ese fue el origen de la actual Gran Sociedad Terrestre. [Quienes habéis leído "Más que humano" sabéis que no fue exactamente así, y que el destino de OLGA fue más halagüeño, pero T.J. Bass no ejerce de narrador omnisciente, y deja ciertas cuestiones más sugeridas que explicadas]. 

Llamativo es también el concepto de Rorqual Maru como deidad benefactora, que trae la fertilidad y la abundancia, practicando los bénticos un culto sencillo, primitivo, muy similar al "culto cargo" que se desarrolló en las poblaciones aborígenes de las islas del Pacífico durante el Siglo XX.
Como vemos, la presencia de mecs [máquinas racionales] de todo tipo es una constante de la novela, desde los más pequeños como Trilobitex Ferroso, pasando por botes o mecs médicos, hasta los más grandes y sofisticados como Rorqual. Curiosa es la posibilidad de acople sexual con los mecs, como vemos cuando Larry Dever, tras pasarse más de media novela arrastrándose sobre sus manos, recibe unas piernas biónicas (que le permiten adoptar forma de centauro o sátiro, a voluntad), con las que puede mantener una suerte de coito con una mec.
Y, entre otras ideas que no tienen cabida aquí por una simple cuestión de extensión, cabe resaltar también la inclusión de la "ecuación de Olga" (ga = c), que determina la habitabilidad de un planeta, y se muestra como una constante universal que demostraría que toda la creación fue simplemente un juego de alguna entidad suprema, lo que provoca la desazón de sus descubridores. En esto no me detengo, porque sus muchas implicaciones dan para una entrada entera. 

Para no perpetuar la reseña, hablemos de la cuestión literaria. Narrada en tercera persona, "La Ballena Dios" no es una novela demasiado extensa, y goza de un ritmo que podríamos llamar "de medio galope", pues los acontecimientos se suceden sin tiempos muertos y de manera constante, a una velocidad que, sin ser excesiva, tampoco se hace tediosa en momento alguno. Igual que en su día con "Más que humano", debo advertir que T.J. Bass escribe con gran abundancia de términos técnicos, en particular de la Medicina y la Bioquímica, que pueden desalentar a aquellos que no lean Ciencia-Ficción dura de manera habitual. De cualquier manera, puede leerse siendo un profano total en la materia [como yo], aunque seguro que un médico, un biólogo o un químico lo disfrutarán mucho más, por saber en firme lo que el autor quiere transmitir. 
Personalmente, noté en T.J. Bass los tres años transcurridos entre su predecesora y esta "La Ballena Dios", pues se percibe su evolución como escritor, y en esta novela tiene un estilo más fluido, más natural que en su antecesora, donde en comparación era más sintético y más árido. Los diálogos están más logrados también, aunque los personajes, como siempre [SIEMPRE :)] recuerdo cuando hablamos de Ciencia-Ficción dura, no tienen una profundidad ni una elaboración literarias, si no que están ahí para sostener las tesis del autor. Así todo, se le puede tomar cariño al pobre Larry Dever, al rudo pero noble Har, a los sufridos y leales Drum y Ode, o al fiel Trilobitex Ferroso. ARNOLD nos caerá mal por su arrogancia, orgullo y prepotencia, pero tengamos en cuenta que ese es su papel, y Bass aprueba sin apuros la creación del personaje. 
Un detalle gracioso es la onomástica de los protagonistas: nombres musicales como Drum y Ode ("Tambor" y "Oda "respectivamente) para los hocicudos, Rorqual Maru para la embarcación protagonista, y los múltiples nombres de especies marinas para los bénticos: Clam ("almeja"), Razor ("ballena de aletas"), Shrimp ("gamba"), Cod ("bacalao"), Crayfish ("langostino"), Sunfish ("pez rueda") o Limpet ("lapa").
Como conclusión, "La Ballena Dios" es una gran novela de Ciencia-Ficción dura, y complementa adecuadamente a su predecesora "Más que humano". No la recomiendo, eso sí, a los menos adeptos al género, pues la pueden encontrar desconcertante, y/o quizá la particular prosodia del lenguaje plagado de tecnicismos de T.J. Bass les rechine. Pero, sin duda, es una lectura imprescindible para los amantes de la ficción especulativa. Nos leemos!