SINOPSIS:
Ceret, 1911. Pablo (Picasso) y Georges (Braque) están pintando codo con codo en una casa solariega en compañía de Manolo (Hugué) y Fernande (Olivier), la amante de Pablo. La noticia que en primera plana muestra el Paris-Journal les hace estallar de risa: “LA GIOCONDA HA SIDO ROBADA DEL LOUVRE”.
Pero la siguiente noticia, un telegrama en clave firmado por su amigo Guillaume (Apollinaire) les hiela la sangre: “EL BARÓN HA ROBADO EL CORAZÓN DE LA MADONNA ¡VOLVED!”.
En la estación le está esperando un enloquecido Guillaume, que le cuenta cómo el Barón, animado por el ejemplo de las estatuas, ha decidido robar algo más: La Gioconda, por ejemplo.Pablo es español, Guillaume, polaco, y el Barón belga. Y la prensa habla de una “banda internacional llegada a Francia para desvalijar nuestros museos”.
¿Qué hacer? ¿Huir del país? ¿Encontrar al Barón? ¿Lanzar las estatuas incriminatorias al Sena?
Pero en cuanto intenté profundizar me di cuenta de que cualquier aproximación pasaba por un lado excesivamente documental; no quería hacer un “biopic” y abandoné.
¿Cuál era la implicación de Picasso y Apollinaire en el robo de La Gioconda?Cuatro años antes, en 1907, la llamada “banda Picasso” se agrupaba en el “Bateau-Lavoir”, un antiguo almacén de pianos en el que muchos artistas pobres tenían sus casas-estudio. Allí, en el estudio que Pablo compartía con Fernande Olivier, le frecuentaban sus amigos Guillaume (Apollinaire), Max (Jacob) y Manolo (Hugué) a los que se unirían Georges (Braque) y Marie (Laurencin).Allí surgió la idea de Las señoritas de Avignon, aquel cuadro brutal que nadie entendía. Pero para ¿crear? “aquello” Pablo necesitaba unas pequeñas estatuas ibéricas que su amigo Manolo le había descubierto, semiabandonadas, en el Louvre.Y Guillaume, siempre creativo, y generoso se las “consigue”. Y Pablo, encantado, las acepta.
Creo que la comedia es excelente para contar esas cosas que nos parecen tan serias e importantes. Y el mundo del arte, lleno de imposturas e intereses, se brinda a ello.
Es una historia universal que interesa más allá de nuestras fronteras.
La he afrontado de una forma sincera, es decir, irreverente. No quiero presentar a unos personajes, protagonistas en el arte y la literatura del siglo XX, como “intocables”. Quiero tratarles como seres humanos, como personajes de carne y hueso, mostrar sus deseos y debilidades, su sentido de la amistad, del amor, del arte y de la vida.
LA BANDA PICASSO es, sin duda, el guión y el proyecto que más tiempo, trabajo e ilusión me ha llevado
Fuentes:
http://www.altafilms.com